Monday, March 14, 2011

GERARDO PABLO


Si buscar a las buenas personas fuera una profesión más que un don, tal vez yo sería buscador o caza - recompensas. Mi vida entera ha estado rodeada de buenas personas y digo buenas no por la cantidad de bienes acumulados, o por la salud, o por los oficios. Digo buenas porque sin importar los orígenes, las distancias andadas o los destinos buscados, siempre les he logrado conocer el corazón, esos secretos vagabundos que se protegen contra viento y marea detrás las playas amuralladas del corazón. Sí la plata llama plata entonces la bondad llama bondad. Sí el amor llama amor entonces el odio llama odio, y así sucesivamente hasta acabar con los opuestos y luego continuar con los aliados y por ende terminar con uno mismo re-encontrándose en la vertiginosidad de tropezar con alguien desconocido pero a la vez familiar. La coincidencia genial de hallar distintos co-terrícolas (que son nacidos en el planeta tierra) con la misma apariencia de uno, me hace pensar que nuestros antepasados fueron extremadamente promiscuos; y más allá de creer que somos todos creados del mismo polvo, o que evolucionamos del mismo simio, me convenzo más de que somos hijos de la misma madre y del mismo padre.


La sensibilidad social y la agudeza literaria para imprimir esas emociones cargadas de odio, admiración, pena o simple asco me han dejado la palabra nula y el verbo inmóvil. Hablo de un amigo que tuve el placer de adquirir en la venta de garaje que mi hermano Munguía tuvo días antes de su viaje. Así como quien ofrece sus objetos al mejor postor, pero en especial al primero que ofrezca, Juan trajo a mi vida a Gerardo Pablo. Una ganga que muy pocos pudimos apreciar y que solamente yo pude adquirir. Y no es que esté afirmando que lo compré o que lo enganché, solamente que lo acomode en mi pared de compañeros de vida, esa que uno solo decora de cuando en vez y con pequeños cuadros hechos por anónimos y ofrecidos en ningún lugar más que la ideología de ser independientes y hacer arte por el amor al arte y no al bolsillo.

Una vez más escenario 57 se jacta de contar a sus amigos de la presencia de uno de los trovadores contemporáneos de México que más talento proyecta, tanto como poeta, filósofo, sociólogo y músico. Profundidad intelectual y humildad humana generan versos que no solo invitan a la batalla sino también a la búsqueda permanente de la felicidad, del amor y del conocimiento. El pasado 12 de Febrero en concierto exclusivo para nuestros seguidores, se desdobló la noche en rimas y prosas matizadas de tequila, trova, José Alfredo y mucho humor. Dos horas que se convirtieron en cuatro y muchas canciones que se consolidaron en la obra que Gerardo lega a la humanidad en diez producciones discográficas y 35 años de vida.

Bravo y el infaltable otra, otra, otra, fueron el común denominador que el público asistente plasmó en los oídos de nuestro invitado quien desde ya nos prometió una segunda presentación. Esperamos de todo corazón poder apreciar una vez el trabajo de Gerardo Pablo y sus nuevas producciones para seguir alimentando al alma y avivando la revolución.

Por:

Mario Rodríguez.

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