Wednesday, March 31, 2010

Noche Verde

“Resulta que había una vez un mico que se estaba en una borrachera tenaz y hablando pestes del león; el mico, quien llevaba ya más de tres botellas de ron en la cabeza gritaba a los cuatro vientos que el león esto, que le león aquello, que como era posible que el león mandara si es queeee ……cuando de pronto una sombra con forma de felino, gigante y algo furioso le empieza a cubrir el cuerpo; entonces dice el mico, ehhhhh, es que uno borracho si es que habla mucha mierda, cierto?”. Y la noche verde tuvo su comienzo. Que pepito, que Juanito, que el viejito y la viejita, que el moreno y la blanquita y así uno a uno, todos los personajes tradicionales empezaron a desfilar en la imaginación de los que tuvieron el placer de asistir a este encuentro humorístico en escenario 57.

Este primer encuentro de humor conto con la participación de dos invitados muy especiales, el primero de ellos fue “PATETO” alias Mario Montoya, oriundo de la querendona, trasnochadora y morena Pereira del alma, quien abrió el show con algunos chistes regionalistas y luego se adentro en la idiosincrasia de la cultura paisa, sin dejar de lado, claro está, los niños traviesos, los cachos y toda la astucia del acontecer colombiano. El viejo Mario nos saco lágrimas y algunos retorcijones que fueron el producto final de tanto carcajear. Le siguió “CHESPIER” o más conocido “CHESPIRITO” quien nos envolvió en un sin número de situaciones cómicas y locas de imaginar arrancándonos desde lo más profundo del diafragma, carcajadas y gritos agónicos al no poder reír mas. Cesar Acosta, “chespirito” alterno el escenario con “pateto” por algo más de dos horas.

Luego se dio paso al público asistente. Andrés Felipe participo con varios chistes entres los que sobre sale el de una alfombra muy fina que ni la mama, ni la hija, ni mucho menos la abuela pudieron conseguir. Más adelante Lucero, nos recordó las pascuas navideñas con Gasparito, Baltasarcito y melchorizito, los reyes magos, quienes por ahí le estaban chupando un bom bom bun a san José. Juan Osorio resulto con la historia de un par de locas que estaban desesperadas por fumar en un avión y un tal “cara de crimen” a quien le tocaba ajusticiar a unos locos por ahí. Mario, pero no “pateto” conto un chiste sobre un tal perro llamado burbujas y sus habilidades especiales y también la historia de una señora con una amante llamado firififi. Y así entre uno y otro y preste para acá el micrófono que me acorde de un chistecito, el tiempo y la risa se adueñaron del lugar.

Ya, cuando la noche se creía finalizada, apareció el polifacético Hernán Mosquera; discúlpenme, el maestro Hernán Mosquera, quien además de compartirnos más de treinta minutos de chistes políticos, adivinen de cual Turbay Ayala estoy hablando, nos deslumbro con algunos boleros, cumbias, bambucos, flamencos, sones, bossa novas y trovas tan a su particular estilo y con la compañía de su inseparable Guitar Ra. La noche verde no pudo tener un mejor fin. Pasados los minutos y ya entrados en los ajetreos del cantar y el reír, Juancho se animo a cantar a en compañía de Hernán “perdón” y “en un rincón del alma” dos joyas de nuestra cultura que fueron interpretadas al tan exclusivo y majestuoso estilo de estos dos locos del arte. Luego se dio paso al karaoke; todos, ya contaminados de tanto cantar, empezaron a buscar a “ANA BELEN, JOAN MANUEL SERRAT, SANDRO, NINO BRAVO, CAMILO SEXTO”, y tantos otros ídolos que hicieron de la madrugada algo más que un nuevo amanecer.

Así fue pues que nos dieron las dos, y las tres y las cuatro y las seis y por ende un nuevo día que nos acarició el alma con la sonrisa a flor de piel. Como diría un loco al que hace miles de años tildaron de revolucionario y que hoy es nuestra senda a la felicidad, “FUERON MUCHOS LOS LLAMADOS, PERO POCOS LOS ELEGIDOS”.



Por Mario Rodríguez.

Tuesday, March 23, 2010

VERBO


Eres verbo infinito

Que demanda acción,

Pero conjugado en

Tiempos indefinidos.

Eres frase inspirada

En el pluscuamperfecto de una época mejor

Pero en vidas distantes,

Que aunque se vivan

Y mueran y

Se vuelvan a vivir,

Nunca te aprenderán a invocar.

Ahora

Mézclate, combínate, júntate

Y peyora tu intimidad

Con sustantivos, adjetivos, adverbios y pronombres,

Pero no te pierdas en medio del discurso,

Ni te olvides de tu esencia,

Que la palabra es la invitada y

Tú eres su verdad.





Mario Rodríguez

Friday, March 19, 2010

No supe a ciencia cierta cuantos fueron.

No se supe a ciencia cierta cuantos fueron, solo se logro concluir que la participación había sido total. “Todos aparecieron de un momento a otro” dijo sabitas, quien había arribado al lugar de encuentro mucho tiempo antes de la hora acordada. Las mujeres se encargaron de la decoración y los hombres del trago y los cartones, mejor digamos tableros, del juego de BINGO. Todos tenían tareas asignadas, sin embargo, hacía falta una mano más que apoyara aquella CAUSA. Así fue que después de haber culminado aquellas doce horas de arduo trabajo con niños, y sobre todo después de haber ingestado algo de proteína, colesterol y carbohidratos, me vestí de jeans, botas de invierno, camiseta doble y mucho entusiasmo para disponerme a la CAUSA. Abandone mi casa, con algo de frio y en especial escepticismo por la participación de nuestra comunidad. Camine hasta mi carro y mientras lo hacía, pensaba en la posibilidad de encontrar la casa de Canan repleta de gente. No me había equivocado; muchas personas que nunca había visto y otras tantas que pertenecen a mi pie de fuerza se encontraban allí riendo a carcajadas y haciendo bromas. Sus manos sostenían unos pequeños tableros los cuales cuentan con una selección diferente y aleatoria de números entre el uno y el 75 distribuidos de abajo de las letras de la palabra BINGO, los cuales fueron distribuidos y colectados por el tío “willy” el viejo “Juli”.

Salude como de costumbre, sin mirar a quien. A quienes conocía un abrazo y en algunos casos un beso; a quienes no un “buenas noches”, “como están” y en ciertas situaciones un estrechón de manos. Empecé a disfrutar la panorámica de aquella reunión. Algunos reían y disfrutaban de las bebidas mientras otros lo hacían de la comida ofrecida. La comida estuvo constituida básicamente y en su totalidad, por unas deliciosas empanadas que “Stellita”, como solemos llamarla, tuvo la bondad de preparar con la ayuda de sus hijas y amigas. Adriana y Myriam, se encargaron de sofreírlas y dejarlas listas para ser ofertadas a los asistentes del bingo. La cocina de Marcela, estaba atestada de gente y por supuesto de olor a familia. Me acorde en ese instante de las tardes en que la abuela Carmela acostumbraba a prepararnos arepuelas, una especie de arepa con forma amorfa pero de increíble sabor que a mí, a mis primas y primos y tíos en general fascinaba. Cada vez que la abuela preparaba sus arepuelas solíamos reunirnos en torno a su tan única y particular forma de hacernos felices, comiendo.

A mi ingreso en la casa se jugaba el tercer bingo de la noche, todas las personas estaban concentradas en sus números, y mientras yo pasaba por encima de ellos y les incomodaba un poco, se escucho el grito ganador, “BINGOOO”. Luego sin más apremio otro grito, “BINGOOO”. Los ganadores tuvieron que pasar donde Mario, más conocido en el bajo mundo como “pateto”, quien se encargo de amenizar y dirigir los siete bingos que se jugaron y quien a su vez fue asistido por Mario, "el rolo". "Uyy chino" dijo "pateto", con su particular humor. Una vez constatada la veracidad de los tableros, se les entrego los premios a los dos ganadores que por razones obvias tuvieron que ser divididos equitativamente.

Don Henry, quien ya contaba con algunas botellas de whisky en su sistema sanguíneo se encargo de la música y se dio a conocer en el ámbito discotequero como el DJ “G”. Su repertorio de salsa, vallenatos y demás ritmos musicales propios de nuestra herencia latina amenizaron los intermedios, donde por supuesto nos dispusimos a compartir, a recordar y a carcajear. “Empanadas frescas” se escucho decir; claro, era Yo quien las ofrecía, pero ya todos estaban hasta la saciedad de aquella delicia culinaria. “A dólar, a dólar, miren que se acaban” tuve que prorrumpir, y de inmediato las manos empezaron a asomarse como en busca de un tesoro escondido.” Todo se vendió” dijo Orladiz quien estuvo al frente del evento junto con los otros organizadores. Fue un tremendo rato el que pasamos y una excelente colecta de fondos.

La jornada redondeo las seis horas de duración y después de haber disfrutado de la presencia de personas de casi todas las regiones de Colombia y algunos amigos de otras nacionalidades, nos dispusimos a limpiar y organizar al mismo tiempo que la canela en agua hervía para que el aroma a aceite usado y comida frita se desvaneciera. Cansado pero con la felicidad de haber cumplido la labor impuesta, me dispuse a salir, aunque la noche en aquel instante se dibujaba larga y divertida para la mayoría.

Ya, cuando estaba de camino a casa, y el olor a comida y aceite quemado emanaba de mi ropa, comprendí que la unión hace la fuerza, y que nosotros, mis queridos amigos, somos capaces de producir mucha fuerza y por la tanto mucha unidad. El significado de sudar la camiseta va mas allá de un simple juego de futbol, es meterle ganas a lo que se hace y sobre todo a no perder la fe, a nunca dejar que nuestros sueños se desvanezcan en la incertidumbre de un después o tal vez mañana. Hoy somos y hoy hacemos, mañana…. mañana es un abismo muy grande que no sabemos si podremos sortear.





Thursday, March 18, 2010

Tertulia CAUSA 2010 dos dias despues. El detras de camaras

Tertulia, tertulita todos a tertuliar, fue el inicio de nuestro programa de actividades el pasado 13 de marzo, cuando se dio paso a la segunda TERTULIA de CAUSA. Esta versión trajo consigo nuevas caras, talentos y propuestas artísticas que dejaron en el ambiente la sensación de "quiero más". Pese a las fuertes lluvias y dificultades presentadas por el tráfico vehicular, la asistencia al evento fue maravillosa. Lo logramos, unidos y solamente asi, podremos llevar a cabo nuestras metas.


La semana transcurrió en el apuro de finiquitar los detalles del evento. La tertulia traería consigo nuevas caras y por eso los organizadores estaban tratando de pulir algunos detalles que permitieran la aceptación de esta iniciativa. Que compremos las copas, que vayamos a decorar, que las sillas hay que alquilarlas y que el programa se debía confirmar. Era miércoles 10 de marzo y todavía no contábamos con el cien por ciento de los artistas invitados. Finalmente, como a eso de las 10:00 pm., de ese mismo día, juancho me confirmo el itinerario de vuelo. Yo ya tenía el bosquejo de lo que el programa escrito podría ser, era cuestión de confirmar los por menores y cosillas de tiempos para cada artista; quien iniciaba y quien finalizaba; quien iría en el medio, el famoso sándwich; quien haría aquello, quien haría lo otro. Una vez finalizada la primera muestra del programa, se sometió a escrutinio para corregir detalles, los famosos horrores ortográficos, el uso de las palabras adecuadas, que la coma allí, que el punto acá, que el punto y coma de la que ya sabemos porque esta vaina se queda así. Jueves de ensayo y semi-borrachera; viernes de ensayo y borrachera, y finalmente sábado de show.

Las sillas fueron acomodadas según lo acordado, la música de ambientación y el reloj que marcaba las 8:00 pm. Uno a uno, los miembros de CAUSA empezaron a llegar y a tomar posiciones. Sabitas y Canan se ubicaron en el bar. Después de haber acordado la medida de los tragos, la fórmula secreta del margarita, la pócima de la cuba libre y los precios para los consumidores, me fui a ver que más se necesitaba. Como siempre en el recibimiento se ubico Adriana quien fue acompañada por nuestra bonita señora presidenta Orladiz. Ellas, hermosas como siempre, hicieron entrega de los programas, los recordatorios y el pase de cortesía para una bebida en el bar.

Las nueve fueron decretadas por las manecillas del reloj y el salón se empezó a colmar de expectantes comensales. 9:05 pm y la ceremonia de inicio tuvo lugar. Palabras de presentación, bienvenida y una breve reseña de lo que CAUSA es, fueron los primeros arañazos de aquella noche. Acto seguido se dio inicio al programa presentado a cada asistente.

Mientras los artistas se desdoblaban con estrofas de poesía y coros de amor, atrás en el bar, se vivía la urgencia del alma por un sorbo de licor. Canan Y Sabas, se enfrentaron a la noche y a la voraz necesidad de decenas de contertulios dispuestos a dejar el alma por la CAUSA. Tequila, ron, aguardiente, cerveza, el manjar del dios vaco, las margaritas y las cubas libres, fueron el menú de la barra. Stella, Orladiz, Myriam y Luisa, se convirtieron en las coperas más bellas. Su esfuerzo desmedido por atender a los invitados fue una demostración de compromiso y entrega. No supieron si el poema era una historia o si el cantante fue el mismo que leyó, solo supieron que su misión allí era la de trabajar por hacer de aquella noche nuestra noche.

Myriam se encargo de la venta de los cocteles. Los cocteles fueron una donación que Elsa, la compatriota, tuvo la generosidad de ofrecer para ayudar a recaudar fondos para nuestro programa sonrisas. Julián se instalo pues en la situación de camarógrafo y capturo con su lente los momentos más álgidos de la noche.

En el sonido, Juan. Que le suba a la pista, que me cuadre el retorno, que ese no es el tema, que me espere un segundo. El arte trae consigo muchas posibilidades pero al igual muchas necesidades. Gracias a DIOS, contamos con el talento humano idóneo para llevar a cabo nuestra jornada de integración. Mientras los asistentes se sumergían en un océano de música, letras, palabras y versos, el fermento de la vid tomaba control de las emociones. Algunas lagrimas se escucharon caer y muchos aplausos que hicieron olvidar el deber de adelantar el reloj una hora. Así pues cuando la audiencia descubrió que las dos eran las tres y que mañana ya era hoy, el pánico quiso apoderarse de los sentidos; sin embargo, la noche tenia de todo ganas menos de terminar. Antes de dar por terminado el evento, se llevo a cabo la entrega de reconocimientos a los artistas invitados. Los Diplomas, diseñados y puestos en calidad de aporte por uno de nuestros más queridos integrantes, Julián Gómez, tuvieron la misión de ser la huella póstuma del esfuerzo realizado y la atención para con el llamado de nuestra organización. Cada uno de los miembros de CAUSA, estuvo allí, agradeciendo a los participantes de la tertulia y al público, su tiempo y compostura a lo largo de todo el espectáculo propuesto, el cual alcanzo a acariciar las seis horas y algo más.

Cuando la madrugada redondeo las 5:45, se escucho el ultimo sostenido de una mujer quien imitaba a la india. Las luces se empezaron a apagar, el sonido se silencio y el telón fue cerrado.

Escenario 57's opening

Que se abra el telón, y pasados ya de las nueve algo más de cinco minutos, la música ambiental dejo ambientar. Los murmullos se fueron compactando lentamente en un sólido silencio que invito a la palabra para ser venerada, aplaudida, sentida, llorada, querida y en especial escuchada. La obertura se llevo los aplausos del público después de una soberbia interpretación de “el courre” de Johann Sebastian Bach en mi menor para guitarra clásica a cargo de la bogotana Mayra Chaves. La complejidad de esta pieza musical dejo perplejo al oído asistente que después de ser seducido por la armónica vibración de aquellas seis locas cuerdas, exploto en aplausos y ovaciones. El inicio no puedo ser mejor. Fue entonces que los corazones se empezaron a dejar seducir por la magia de la música y la razón se dispuso a instaurarse en puestos distantes de reflexión con asombro y expectación.


El culto al arte prosiguió con las lecturas de cartas dedicadas a la vida. Cartas que sin tener un remitente fijo ni mucho menos un destinatario definido empaparon el ambiente de erotismo, amor, lujurias olvidadas y heridas accidentales. Los versos que según el orador, fueron escritos como forma de desahogar su espíritu inquieto y demencia cíclica, fueron una muestra más de la potencia del verbo cuando este se decide a ser acción. “te vi durmiendo”; “propuesta”; “un día” y “si hubiera sido diferente” fueron algunos de los títulos compartidos por primera vez en público por el escritor de anécdotas Mario Rodríguez. Su drama, su vínculo directo con el papel, el verso y sus emociones, atraco los sentidos de los escuchas quienes notaron en las expresiones del lector, las marcas evidentes de saber que en esos versos existe mucha más realidad que ficción. La comedia siguió al drama con el humor tan particular y de exquisita calidad del joven comediante Nolan Bohórquez. Quince minutos de intervención dejaron al púbico asistente con la carcajada a flor de piel y más de un calambre abdominal.

Hablar de tertulia CAUSA 2010 sin involucrar el nombre de este hombre sería algo como concebir a la misma CAUSA sin único sinónimo, sin su sinergia más agónica o sin su C de Caicedonia y Colombia. William Gómez, el maestro de la poesía, del folklor tradicional y de versos tan profundos como “esos no son guapos, guapa mi madre, ella sí que era guapa” o tal vez “deje que le chante un beso en la trompa mama hermosa, que estoy feliz, me echaron del puesto” fueron puestos en escena para cautivar a los presentes y desgajar algunas lagrimas. Poemas tales como “el beso”; “el duelo del mayoral”; “el borracho”, entre otros, desgarraron memorias refundidas de un pasado casi olvidado que volvió a ser revivido en los corazones de decenas de compatriotas reunidos al son del fervor por ayudar a los demás. Una vez más lágrimas, aplausos, pero sobretodo mas lagrimas fueron la firma colectiva de los espectadores, que sin nada más que ofrecer que un aplauso para el artista, quisieron abrazarle y sentirle la existencia. Aquel poeta, que parecía como iluminado por la Calíope, resplandecía con su sabia mirada y potente cintura aunque en realidad era su aura, la de color blanco ayuda, la que le hizo brillar.

La prosa, la rima y la melodía tomaron forma con el compas inconfundible del maestro Hernán Mosquera, quien ataco al tumulto de amigos con lo mejor de la música latinoamericana, empezando por Brasil con bossa nova y terminando en la sierra maestra con Silvio y Milanés. Se recorrió así pues nuestra hermosa América de sur a norte sin dejar que las palmas lo dejaran de acompañar y que las voces de los presentes pararan de corear sus canciones. Su magistral forma de interpretar la guitarra y su particular estilo de poner en el ambiente las letras de las canciones hicieron sin duda alguna, que el maestro Hernán fuera uno de los artistas más apetecidos de la noche.

El turno siguiente fue para los asistentes. El micrófono quedo abierto para que cualquiera que se sintiera inspirado a participar así lo hiciera. Así fue como se inicio la sección de los esporádicos; la primera participación fue la del señor Edward Correa, líder comunitario quien se acerco a compartirnos algo de sus experiencias y propuestas. Su principal idea se relaciono con la jornada denominada “El poder de uno por Chile”. Este será un espacio que reunirá a toda la comunidad interesada en darles una mano de ayuda a nuestros hermanos de Chile. El micrófono fue cedido al Julián Gómez, integrante de CAUSA. Su poesía lleno el recinto de imágenes fuertes que con palabras suaves nos dejaron imaginar la historia de un niño que se metía el pavimento en la cara después de una caída de ocho pisos, para que acto seguido fuera visto por Diana. Se finalizo la primera tanda con la participación de Miriam Osorio, también integrante de CAUSA, quien leyó algunos de sus poemas más conocidos. El primero de ellos fue “poema sin nombre”; una bella poesía que da al ser amado importancia vital. Su segundo poema fue “el hombre audaz”, hermosa reflexión que destaca los valores del hipotético hombre ideal.

No podía hacer falta la presencia de uno de los líderes de esta jornada artística. Su talento, el que heredo de sus padres y en general de su familia, lo llevo a ser cantante, actor, intrépido gimnasta y excelente dirigente. Administro la presidencia de CAUSA por tres años consecutivos. Se dio a conocer en sus principios en el medio como el charro de plata; sin embargo, su talento que trasciende casi todas las manifestaciones del arte, lo condujeron a la maestría de su voz. Su participación dejo de lado las botas de charro, la chamarra, y la biguela para dar paso a la balada. Sus artistas fueron seleccionados cuidadosamente. Nino Bravo, Ricardo Montaner, Pepe Aguilar y José José. Los temas no fueron de menor importancia. “América”, “solo con un beso”, “amigo mío” y la única e irrepetible “almohada”, fueron las canciones elegidas para hacer uno de los despliegues vocales más atrevidos y audaces de los últimos tiempos. La respuesta del público asistente no podía ser otra diferente a la de aplausos y el tan merecidísimo “otra, otra, otra.” Juan Osorio fue el protagonista de una de las intervenciones más destacadas de la noche. Su atrevimiento, como el mismo lo llamo, no paro allí, llamo al escenario a Mayra Chaves para evocar los días de “en el jardín” cuando Alejandro Fernández hacia su ingreso estelar al mundo la balada pop acompañado por Gloria Estefan, por allá a finales de la década de los 90. También invito al maestro Hernán Mosquera y relució su polifacética voz con un bolero ranchero desconectado, “pa todo el año” del maestro José Alfredo Jiménez, robándose de una vez por todas el corazón de los asistentes y dejando sin palabras a quienes nunca le habían visto en esa nueva faceta de su carrera artística.

El turno siguiente fue para una de las figuras caicedonitas y por ende colombianas más reconocidas a nivel internacional. Sus obras han sido expuestas en muchas partes del mundo incluyendo el mismo club Colombia en Dover NJ. Su intervención fue crucial, su propuesta fue clara y concisa. “Vamos verde, más ecológicos”. Si no hay un cambio radical de actitud, no tendremos futuro. Su llamado, directo a nuestras conciencias, nos pidió volver a los días de antaño donde el amor y el respeto por la naturaleza nos permitían vivir en paz, sin tanta guerra y más salud. El maestro Rivas nos dejo el pensamiento irresoluto con su forma tan profunda de abordar la ecología. Trajo a la mesa masacres contra la madre naturaleza y en especial contra los seres vivos, tal vez más inteligentes de este planeta, los delfines. Esos que desde la profundidad del agua se cuestionan y solamente pueden concluir que acá afuera vivimos los que tenemos que matar por un trozo de pan, los que tenemos que pedir permiso para caminar por una tierra que nos pertenece a todos y los que vivimos obsesionados con la maldición de acumular y acumular disque para vivir supuestamente en mejores condiciones, sin saber que al final del paseo todos salimos igual de fríos, pálidos y tiesos.

La noche fue entonces de los cesares. Cesar Acosta, excelente cantante nos deleito con las letras de canciones como, “por ese palpitar, que tiene tu mirar, yo puedo presentir que tú debes sufrir…” de nuestro ya fallecido Sandro de América. También revivió a Beto Fernán, Juan Gabriel, Leonardo Favio, y tantos otros artistas de los 70’s y 80’s., que se han vuelto con cada nuevo año de vida en clásicos de la plancha, el ron y el despecho.

El cierre estuvo a cargo del artista Andrés Felipe. Su especialidad, la música popular de despecho, rememoro artistas como Palito Ortega, Johnny Rivera, Olimpo Cárdenas, y el infaltable Vicente Fernández. Andrés tuvo la camaradería de atender el pedido personal de un amigo de CAUSA. La noche de TERTULIA, se consagro a este punto del evento, cuando gracias a las musas asistentes, locas y ebrias ya de ir venir con cada artista, dejaron que la reconciliación, el afecto escondido y las nuevas oportunidades se dieran. Y hacemos una especial distinción de este momento de la noche, porque para CAUSA es muy importante ser un canal de reencuentro y renovación. Así pues la bohemia se apodero de todo el círculo de amistades y se dio paso a las dedicatorias y también a las demostraciones de amor. Nunca es tarde para decir a quienes amamos que los amamos. Cesar Camargo, tomo el micrófono y abrió su corazón a los asistentes dejándonos conocer el regocijo albergado en su alma al poder estar compartiendo con su padre algo de la demencia y la felicidad de la tertulia CAUSA 2010. Andrés Felipe cumplió el llamado de su amigo y nos robo algo de llanto. “Cuando quería ser grande” fue el tema que abrió el segmento de nuestro invitado final, una hermosa poesía que elogia la vida de esos locos viejitos que nos ensenaron a vivir. Para quienes tenemos la bendición de tenerlos vivos y para aquellos que ya los vieron partir, fue un momento muy especial.

El micrófono volvió a ser del público y allí fue donde encontramos una esporádica que nos invito a la reflexión al igual que el maestro Rivas. Su idea, simple y básica, cubrió el tópico de la caridad. Elsa, más conocida como la compatriota, nos expuso un tema que solo es posible aprender a través de la piel, a través de la vida y que en muchos casos solo se aprende cuando ya no hay nada que hacer al respecto. Es más saludable dar que recibir, es mejor compartir que acumular, es más altruista ofrecer que solicitar y se es más feliz en lo sencillo que en lo complejo. De que nos sirve tener excesos que se subutilizan mientras hay tantos subutilizados que son excedidos por la abundante escasez de recursos. De que nos sirve lucir pulcros y bellos mientras tenemos hermanos que mueren de hambre, que lo pierden todo de la noche a la mañana, que amanecen cada día jugando a las escondidas con la miseria para no ser encontrados o peor aún, para no tener que salir a buscarla. Su mensaje, profundo como la misma distancia que separa la sima de la cima, nos exigió dejar lo material, y no como lema religioso o campana política, sino como alternativa de vida. Señores hay que dar, hay que compartir, tenemos que romper con ese yugo que nos ha lapidado desde siempre como tercer mundistas, tenemos que quebrar esa cadena que nos limita el correr, el caminar y porque no el volar, tenemos que acabar con esa actitud egoísta de ver las cosas y escucharlas como si fueran cosas de los demás, de gente extraña, de países distantes y tierras de nunca jamás donde no seremos invitados o a donde muy seguramente no iremos nunca.

Nos concretaremos en la posibilidad de ser reales y verdaderos para así empezar a paso firme, aunque corto y lento, la construcción de un espacio de alternación cultural y renovación social que vincule la tradición con la nueva era y la rutina con la cortina, para que como dije al principio de mi redacción, se abra el telón.

A todos los miembros del comité ejecutivo de CAUSA, muchas gracias por su colaboración. En orden de aparición en mi memoria quiero mencionar a Orladiz Cubillos, presidenta de nuestra organización, quien ha sido un motor muy importante para nosotros. En el bar mil gracias a Hernán Alzate y Albeiro Sabas, los duros del margarita y la cuba libre. En las mesas y servicio al cliente Stella Camargo, Luisa Ramírez, Myriam Gómez, Adriana Osorio y Orladiz Cubillos. En el departamento de producción, Julián Gómez, quien se encargo del video y la fotografía. En el sonido, arreglo y decoración Juan Osorio, en la logística William Gómez y en el papel con el lápiz su servidor Mario Rodríguez. A todos los demás colaboradores mil y mil gracias por su participación y a la Alegría, un sinfín de razones para quererle más. Es que esta vida sin alegría seria solo tristeza o quién sabe, a lo mejor simpleza.

Por que` los estoy queriendo Tanto?

“Por que lo estoy queriendo tanto?” Me pregunto, mirándome a los ojos y tratando de asir un gesto o una palabra que le asegurara una respuesta firme, corta y concisa. Sus manos se deslizaron suavemente de arriba a bajo de mi cabeza pasando por mi cabello, orejas, mejillas y cuello como tratando de seducir mi sentidos para oír así lo que sus anhelos estaban esperando. Sin parpadear, le mire a los ojos. Mi respuesta no podría nunca ser exacta porque lo que ella sentía en ese momento solo podía ser expresado por ella. Los motivos y razones de sus emociones tendrían que ser sumariados exclusivamente por sus sentidos y particulares puntos de vista. Sin embargo, me atreví a responderle con la seriedad que su pregunta traía pero a la vez también con la irreverencia de no saber que decir y aun así hablar. “Y por que mas va a ser” murmure sin fuerza; “por los tantos rezos que le estoy haciendo, por la juagadura de calcañal que le di a beber y por las fotos que le estoy chuzando; es que nada mas puedo hacer para que me quiera si lo que soy no me alcanza para conquistar su corazón” finalice diciendo con una expresión de inconformismo. No la quise ofender, pero tampoco pude matizar mis palabras con armonía y suavidad ni mucho humor o sarcasmo, sobre todo porque la pregunta se me revolvió en la cabeza con las tantas incertidumbres que viven en mí. Como esa loca primera que siempre me aturde cuando las obligaciones monetarias se amangualan y mi pobre cheque bisemanal penosamente alcanza a taparle una muela de sus furiosas y hambrientas fauces.
No hubo poesía, no hubo prosa romántica, solo palabras atadas a punta de ganchos, a punta de tachuelas mal puestas que aseguraron por un instante los retazos de aquella conversación virtual entre mi supuesta amada y mi paupérrimo yo mientras las pinzas de la razón me halaban a la vida una vez mas y me daban la forma de hombre solitario y solo, enamorado y loco, apesadumbrado y sobrio. No supe si la respuesta conjugo sus expectativas en tiempo presente o simplemente las dejo a la deriva un tiempo inexistente de pronunciación imaginaria, sin sonido atribuido, con monogramas nuevos de unipersonal diseño, y sombras acromáticas de colores lagrima y triste amanecer. Tampoco pude percibir si lo mencionado fue tan solo otro pretexto para aferrar su idea a mi concepto y por ende mi significado a su propósito, pero desde entonces, sus versos se compilaron en la función de dejarme leerle las ganas de su prosódica fuerza en las palabras “por que y queriendo”, aunque su intención primera nunca hubiese sido preguntar ni mucho menos querer.
Se levanto despacio. Mi respiración recobro su normal cadencia, baja frecuencia y profunda inhalación. Camino hacia el baño y cerró la puerta detrás de ella dispuesta a disolverse entre las torbellinos de la cisterna en bajada. No dije nada. No pude intentar detener su movida porque su aurora describía un color rojo oscuro, como muerte en fuego ardiente aunque en verdad se quería ahogar en la profundidad del océano inexistente de sus lágrimas. El silencio permaneció entre nosotros por un largo rato. Luego sus pasos otra vez. El grifo del agua se movió y escuche sus dientes ser cepillados con fuerza. Una vez más camino; el grifo del agua fue cerrado a la vez que la puerta del gabinete chocaba con ira. Salió y volvió a mi lado con la sonrisa a flor de piel y las lagrimas redondeando sus mejillas pálidas. “Te quiero por quien me haces ser, por quien soy cuando estoy contigo, por las sonrisas que puedo derrochar sin temor a perderlas para siempre porque a tu lado soy rica y por las ilusiones que me permites cultivar aunque sepa que son solo eso, ilusiones; pero es por ti que pude revivir mi capacidad para sonar, para volar, para jugar con mi ser y hacer de mi lo que pensé era prohibido”. Luego, su olor se empeño en confundirse con el aire, y como aroma purificante, intento internarse en mis pulmones otorgándome el derecho a respirar. Quise gritar, quise correr, pero la fuerza de su olor me controlo y me adormeció haciéndome quedar allí, inmóvil y vulnerable a las necesidades de su orgullo necio y voraz sexualidad.

OTRA VEZ AQUI

Los recuerdos se implantaron en mi memoria, solo que me había olvidado de eso. Decidí tomar una siesta, porque sabía que la noche a su lado tendría un inicio, pero una incierta franja final. De acuerdo a lo conversado, yo sería recogido a las diez, la hora en que la noche se hace joven y voraz para envejecerse a cada segundo, con la esperanza de morir, sin dolor y mientras duerme, en los brazos cálidos del nuevo amanecer. Ahora que lo recuerdo como parte de mi relato, acabo de darme cuenta que esa fue la primera vez que una hermosa mujer llamada alegría me invitaba a viajar de copiloto, como edecán y a una rumba caleña.
Programe la alarma de mi teléfono para que sonara 30 minutos antes de la hora cero. Fue fácil hacerlo así, ya que mi rutina diaria de relumbrón es bastante breve y no difiere en mucho de los otros pres, y por lo tanto podría descansar un poco más. Nada de gel, nada de maquillaje. Treinta minutos más tarde recibí una llamada telefónica informándome que la hora cero se posponía otros treinta minutos. Aunque no inquirí en las razones de aquella solicitud, se vinieron a mi indulgente memoria, las tantas similares llamadas que por uno u otro motivo yo mismo hice tiempo atrás. Es acaso que parte de crecer es vivir lo que uno hizo pero al revés? Mejor dicho, será que el refrán “no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan” se aplica inversa pero proporcionalmente con el pasar de los años? A ver, como sonaría eso?... “todo lo que le hiciste a los demás se te hará algún día”. Bueno si ese es el caso, que bueno, porque así voy a recibir un resto de invitaciones a rumbear, a motelear, a cenar, a tirar en la silla de atrás del carro, a estudiar para los exámenes de matemáticas, a almorzar en la casa cuando los papas no estén y perdernos en los potreros con la excusa de una caminata ecológica. Viéndolo bien y con un poco mas de cabeza fría, también me van a endulzar el oído, me van a sacar el culo y me van a decir que se me daño el teléfono, que tan raro no vi ninguna llamada tuya, la puntica no mas…. Bueno eso no, gracias a Dios, pero tranquilo que solo va a pasar lo que tú quieras que pase y todo lo demás que dije, hice y deje de hacer….. La cosa esta peluda. Bueno ojala que ese refrán no se aplique tan al pie de la letra.
Una vez vencido el nuevo plazo, mi teléfono sonó. En esta ocasión, un pequeño escalofrío recorrió mi nuca y una leve sensación de víscera flatosa alcanzo a albergar la cuita de una cancelación. Conteste con la premura de aquellos años joviales en que el amor más que ser un derecho o una necesidad era un centro de experimentación nuclear. Su voz, cordial y parsimoniosa, me dejo saber que se encontraba esperándome abajo, justo al lado mi automóvil.
Aquel encuentro, sería el tercero en siete días, algo bastante poco inusual en una relación de amigos que nació de la coincidencia estelar y del azar del destino; o tal vez no? Debo admitir que el alboroto de mi corazón y el sudor de mis manos mermo cuando contemple su rostro limpio, repleto de felicidad y estupendamente hermoso. Así que mientras ella conducía y yo acomodaba mi euforia en el rincón de la calma, empezamos a platicar, de todo mucho y de poco nada, hilando historias de aquí y de allá y acomodando bromas simples para dejar que los nervios se confundieran al compas de una conversación pura como siempre, sin afán y con la claridad de un verbo activo conjugado en tiempo presente, simple por demás y en plural. Aprendimos que los pretéritos indefinidos y los pluscuamperfectos no pertenecen más que a la historia, y si bien esta no debe ser olvidada, por lo menos no tiene que ser mencionada, no, cuando la incertidumbre es nuestra mucama.
Somos los que pensamos. Nuestras vidas son el perfecto reflejo de nuestros constantes pensamientos. Por eso, nos pensamos bellos, y nos supimos gratos, añorados y en especial queridos. Por eso estábamos allí, porque habíamos incurrido en el delito de encontrarnos a destiempo en el lugar exacto pero en el ano equivocado, cuando todavía algunas cicatrices se encontraban abiertas y en especial sangrando. Que vaina, que desdén, si es que las ataduras no son más que lazos que uno mismo hala hasta detener el flujo normal de ideas del ombligo hacia a la cabeza; bueno eso fue lo que el poeta pudo concluir. Sin embargo, paramos de suponer y decimos asumir, y así, de palabra en palabra y de paso en paso, terminamos levantando el picaporte color oro de aquella puerta blanca.
El recibimiento en aquella reunión fue impecable. Una grata bienvenida, seguido de un mucho gusto conocerte, y de fondo la inmensurable belleza de mi tradición afro caribeña, mi salsa amada, que mas que ser acompañante de mis comidas preferidas, ha sido la mentora de mi actual yo. Me impresiono todo de aquel lugar, la gente, las nuevas letras que podía percibir y esos nuevos sonidos que retumbaron en mi esencia como aquel hijo que retorna a casa después de un viaje muy largo y los gritos de emoción se impregnan de lagrimas y las sonrisas se apoderan de los rostros y todos a la vez gritan de felicidad por verle una vez más. Si, confieso que me sentí feliz de estar allí, con ellos, con todos esos perfectos desconocidos que se convirtieron en mis hermanos tan pronto ajuste la puerta blanca detrás de mí. Fue como dejar otra vida acampando en la orilla de un rio grande, mientras mis nuevas experiencias se empezaban a engravar lentamente en la madera de un bote llamado ilusión.
Nadie bailaba, así que decide esperar, no quise parecer niño con juguete nuevo. Decidí mirarlos y contemplarlos para que sus imagines se plasmaran lo más claro posible en la raíces de mi memoria, solo en caso de que nunca los volviera a ver. Los quise, los admire por el acto heroico de conservar las tradiciones y por la nobleza enorme de ser familia. No sé cómo paso, no percibo las razones de aquella sensación, pero los quise a todos y desee ser más ellos y menos de mí. Tal vez estoy equivocado, tal vez todo pasó gracia a ella, a mi hermosa alegría, quien tuvo el valor, la decisión y el arrojo de tomarme con ella y ponerme en aquel lugar, en aquel instante. Si, ahora que una vez más reviso los sucesos desde la mansedumbre de mi computador y la sensatez del frio, me doy cuenta que alegría fue quien hizo de mi noche nuestra noche.
Que como te sientes? Que quieres tomar? Y de pronto la timidez de un chiquillo quiso aparecer para hacerme decir: “no gracias, así estoy bien”, cuando sin esperarlo, así de repente y sin previo aviso, un viejo amigo, locura, se acerco y me saludo: “hola hermano bienvenido, por fin estas aquí otra vez.
Las melodías se empezaron a incrustar en mi esencia, en la base de mi homo demens y en la inocencia de mi memoria veintenar. La necesidad de moverme me hizo sentir feliz. Alegría estaba radiante de alegría, yo lo podía percibir, su sonrisa, su mirada, su cadencia pero sobretodo su olor, me dejaron saber que estábamos allí, los dos, dispuestos a vivir hasta el último segundo de aquel momento, de antemano irrepetible y por ende muy singular, como si fuera el ultimo de todos en nuestras existencias.
Los movimientos nos levantaban, en algunos pasajes dejamos de bailar para ser bailados por otros cuerpos, ardientes también por la sabrosura de aquellas melodías nacidas de nuestra sangre musical, que en medio de la euforia colectiva acompasaban nuestros quiebres con el tumbao, tan de ellos y de su practicar.
Así transcurrieron las horas, y la comida fue servida, las bebidas bebidas, y los pasa- bocas pa’ las bocas. El licor circulaba abundante y gracioso, permitiendo a los presentes desatar la vida y darse a vivir. La música se deslizaba entre sus pieles cual masaje hídrico en espalda rota, provocando carcajadas y nuevamente mi alegría sin fin. Los mire, atónito de tanto sabor, de tanto calor, de tanto danzón. Su apuro, su afán, su deseo de no dejar de bailar ratificaron el mío propio, el que deje de complacer mucho tiempo atrás cuando creí que eso ya no era para mí. Las melodías se fortalecían a cada sorbo de alcohol, y las temperaturas incrementaban de forma exponencial. El tequila, el sofoco, el vaho y el sudor fueron la razón; a lo mejor otra vez estoy equivocado, y solo fue mi alegría quien se apodero de mi sistema endocrino y me lo hizo bullir hasta hacerme sublimar algunas ideas agrestes de deseo y pasión.
El sudor banaba mi espalda, mi rostro, mis pies, mi cuerpo entero, y así como caricia bendita provista de no sé donde, alegría me limpio con sus cálidas, tiernas y también sudadas manos mientras su aliento fresco y con aroma a anís mitigaba mi cuello húmedo de los apuros del bochorno. Los compases, la percusión, las carcajadas y los cantos a todo pulmón se hicieron más comunes; las inhibiciones se descarrilaron súbitamente al caer en ese indefinido rodadero de las nostalgias y el alcohol y como resultado final la fuerza del desquicio acampanó las melodías del desamor que se acoraron cual tarde soleada de llanto y viudez. Las voluntades habían perdido su voluntad y sus ánimos ahora se encontraban cual velero en aguas mansas, dispuestas a seguir la corriente del aire que soplara. Una pena, un dolor o una querella evocada por una canción y de pronto como si nada hubiera pasado, un salto de alegría y de vuelta al danzón, al sublime placer de expresar la belleza del tambor y la percusión de un son con el cuerpo.
No supimos si el tiempo pasó, si eso sucedió en realidad o si tan solo fue un sueno loco y casi real, de esos que uno tiene cuando está creciendo y que le dejan como recuerdo el calzón mojado y mucha satisfacción; las memorias tienden a perderse en un laberinto de imagines no fieles a la realidad y que en la mayoría de mi relato vendrían a ser una exageración de los verdadero hechos. Lo que aconteció a nuestro alrededor no fue muy claro, no sé si hubo una pelea, o si el señor de la camisa blanca vomito en el equipo de sonido; no sé si el señor de la música estaba llorando o si el licor se acabo y alguien salió a comprar más; no sé si la comida estaba sabrosa o si la ensalada se sobre adobo; no sé qué ocurrió, solo puedo afirmar que alegría estuvo a mi lado y que su mirar capturo el mío en un dialogo indefinido de palabras imaginarias imposibles de pronunciar, imposibles de escribir pero diseñadas para ser acción. Nuestros argumentos se encolerizaron por la premura de ideas propias que no querían ser refutadas, sin embargo, después de tanto ir y venir en la mesa del querellante, nuestras frases inventadas pero silenciosas encontraron las conjunciones exactas, la puntuación perfecta y rimas mejores hasta dejar que nuestros labios terminaran conversando a una sola vez, en un mismo tiempo y con idéntico sabor.
Quisiera describir en detalle cada instante de aquella noche, pero mis apuntes han sido borrados, tal vez porque no los tome, solo los imagine; los pensamientos que tuve y que quise manifestarle terminaron perdidos en las mazmorras de mis intenciones ya que el estrepitoso pero ameno sonar de la música cohibió mis prosa y enmudeció mi balbuceo. Solo se, que amanecí sentado a su lado deleitando su exquisito salivar, tórrido y jadeante como el mío, acurrucado en las sensacionales y místicas caricias de un beso y con un mariposeo estomacal sinfín, el mismo que me impulso a buscar mi destino cuando apenas rompía mi cascaron y que aquella madrugada me devolvió la fuerza moza de años previos de equivoco explorar e irresponsable vivir.