“Por que lo estoy queriendo tanto?” Me pregunto, mirándome a los ojos y tratando de asir un gesto o una palabra que le asegurara una respuesta firme, corta y concisa. Sus manos se deslizaron suavemente de arriba a bajo de mi cabeza pasando por mi cabello, orejas, mejillas y cuello como tratando de seducir mi sentidos para oír así lo que sus anhelos estaban esperando. Sin parpadear, le mire a los ojos. Mi respuesta no podría nunca ser exacta porque lo que ella sentía en ese momento solo podía ser expresado por ella. Los motivos y razones de sus emociones tendrían que ser sumariados exclusivamente por sus sentidos y particulares puntos de vista. Sin embargo, me atreví a responderle con la seriedad que su pregunta traía pero a la vez también con la irreverencia de no saber que decir y aun así hablar. “Y por que mas va a ser” murmure sin fuerza; “por los tantos rezos que le estoy haciendo, por la juagadura de calcañal que le di a beber y por las fotos que le estoy chuzando; es que nada mas puedo hacer para que me quiera si lo que soy no me alcanza para conquistar su corazón” finalice diciendo con una expresión de inconformismo. No la quise ofender, pero tampoco pude matizar mis palabras con armonía y suavidad ni mucho humor o sarcasmo, sobre todo porque la pregunta se me revolvió en la cabeza con las tantas incertidumbres que viven en mí. Como esa loca primera que siempre me aturde cuando las obligaciones monetarias se amangualan y mi pobre cheque bisemanal penosamente alcanza a taparle una muela de sus furiosas y hambrientas fauces.
No hubo poesía, no hubo prosa romántica, solo palabras atadas a punta de ganchos, a punta de tachuelas mal puestas que aseguraron por un instante los retazos de aquella conversación virtual entre mi supuesta amada y mi paupérrimo yo mientras las pinzas de la razón me halaban a la vida una vez mas y me daban la forma de hombre solitario y solo, enamorado y loco, apesadumbrado y sobrio. No supe si la respuesta conjugo sus expectativas en tiempo presente o simplemente las dejo a la deriva un tiempo inexistente de pronunciación imaginaria, sin sonido atribuido, con monogramas nuevos de unipersonal diseño, y sombras acromáticas de colores lagrima y triste amanecer. Tampoco pude percibir si lo mencionado fue tan solo otro pretexto para aferrar su idea a mi concepto y por ende mi significado a su propósito, pero desde entonces, sus versos se compilaron en la función de dejarme leerle las ganas de su prosódica fuerza en las palabras “por que y queriendo”, aunque su intención primera nunca hubiese sido preguntar ni mucho menos querer.
Se levanto despacio. Mi respiración recobro su normal cadencia, baja frecuencia y profunda inhalación. Camino hacia el baño y cerró la puerta detrás de ella dispuesta a disolverse entre las torbellinos de la cisterna en bajada. No dije nada. No pude intentar detener su movida porque su aurora describía un color rojo oscuro, como muerte en fuego ardiente aunque en verdad se quería ahogar en la profundidad del océano inexistente de sus lágrimas. El silencio permaneció entre nosotros por un largo rato. Luego sus pasos otra vez. El grifo del agua se movió y escuche sus dientes ser cepillados con fuerza. Una vez más camino; el grifo del agua fue cerrado a la vez que la puerta del gabinete chocaba con ira. Salió y volvió a mi lado con la sonrisa a flor de piel y las lagrimas redondeando sus mejillas pálidas. “Te quiero por quien me haces ser, por quien soy cuando estoy contigo, por las sonrisas que puedo derrochar sin temor a perderlas para siempre porque a tu lado soy rica y por las ilusiones que me permites cultivar aunque sepa que son solo eso, ilusiones; pero es por ti que pude revivir mi capacidad para sonar, para volar, para jugar con mi ser y hacer de mi lo que pensé era prohibido”. Luego, su olor se empeño en confundirse con el aire, y como aroma purificante, intento internarse en mis pulmones otorgándome el derecho a respirar. Quise gritar, quise correr, pero la fuerza de su olor me controlo y me adormeció haciéndome quedar allí, inmóvil y vulnerable a las necesidades de su orgullo necio y voraz sexualidad.
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