Saturday, November 13, 2010

Internacionalizar la Amazonia

Bofetada educadísima de Brasil al mundo



DECLARACIONES DE CHICO BUARQUE
MINISTRO DE EDUCACIÓN DE BRASIL.

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le
preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual
Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO CHICO
BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la
Amazonia. Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo
su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un
humanista y no de un brasileño.

Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:

Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra
de la internacionalización de la Amazonia. Por más que
nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio,
él es nuestro.

Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación
ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su
internacionalización, como también de todo lo demás, que
es de suma importancia para la humanidad.

Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser
internacionalizada, internacionalicemos también las
reservas de petróleo del mundo entero.

El petróleo es tan importante para el bienestar de la
humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de
eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de
aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio.

De la misma forma, el capital financiero de los países
ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una
reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar
solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar
la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las
decisiones arbitrarias de los especuladores globales.

No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para
quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.

También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la
internacionalización de los grandes museos del mundo.
El Louvre no debe pertenecer solo a Francia.
Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas
por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio
cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea
manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.

No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió
enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro.
Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido
internacionalizado.

Durante este encuentro, las Naciones Unidas están
realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de
países tuvieron dificultades para participar, debido a
situaciones desagradables surgidas en la frontera de los
EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las
Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos
Manhatan debería pertenecer a toda la humanidad.
De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de
Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza
específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.

Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no
correr el riesgo de dejarla en manos de los
brasileños,internacionalicemos todos los arsenales
nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son
capaces de usar esas armas, provocando una destrucción
miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas
en los bosques de Brasil.

En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia
de los Estados Unidos han defendido la idea de
internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda.

Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño
del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la
escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a
todos ellos sin importar el país donde nacieron, como
patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho
más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes
traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la
Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían
estudiar; que mueran cuando deberían vivir.

Como humanista, acepto defender la internacionalización
del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño,
lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente
nuestra!

NOTA: Este artículo fue publicado en el NEW YORK
TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los diarios de mayor tirada de EUROPA y JAPÓN.


Pero en BRASIL y el resto de Latinoamérica, este artículo no fue publicado. Ayúdenos a divulgarlo.

Gracias

Wednesday, November 10, 2010

Noche del Bolero

La búsqueda constante de nuevos retos, oportunidades de enamorarse de la vida y sobretodo de enriquecer la mente, han sido parte fundamental de mi existencia. Escenario 57 es el resultado de sueños que sin ser los mismo coinciden en la necesidad de cultivar el espíritu en todas las dimensiones posibles. El pasado 6 de noviembre llevamos a cabo una noche más de música, cultura y diversión. Música, porque el invitado a deleitar a los comensales fue el bolero, bello, tradicional, romántico y sensual como tan solo el amor verdadero puede ser, y es que hablar de bolero es hablar de amor. El amor que se encuentra o aquel que se va, el que nos alegra los días o el que hace de nuestros segundos siglos de dolor. El amor de buenas y de malas experiencias, el amor ingenuo y el canchero, el que disfruta compartiendo el silencio con el ser amado o el que genera escarnio público. Bolero y amor tomados de la mano danzaron largamente, hasta que el amanecer en complacencia del alcohol y el cansancio nos obligaron a dormir.


Cultural porque aprendí, porque aprendimos diría yo para ser más certero, la esencia del bolero, su evolución y su trayectoria de más de 100 años de existencia que sin más apuro que ser la manifestación de una idiosincrasia con diferentes afluentes sociales, determina el rumbo de lo que, según los expertos en la materia, nos hace latinos, americanos y hermanos. El bolero pues es un ritmo acompasado en cuatro cuartos que involucra a la guitarra, el requinto y los bongoes, el cual ha sido reemplazado por las maracas en algunas regiones del continente hispanoparlante, sin embargo, hablar de bolero es sumergirse en las profundas aguas de un mar de versos y melodías que más allá de incitar a amar, invita a aprender que lo que nos puede parecer popular en el ahora, en el mañana puede ser un clásico.

Quién no ha escuchado esa bella melodía “solamente una vez” compuesta por el maestro Agustín Lara que en muchas ocasiones ha invitado a los enamorados a estar juntos o por lo menos a reconciliarse. Creo que todos lo hemos hecho alguna vez y sin la obligación de que nos guste ha caracterizado miles de serenatas, matrimonios y quien sabe que más acaecimientos. El asunto es que esta canción no fue compuesta para una mujer. Éste bolero, clásico como solo él lo puede ser, fue un arreglo musical que Agustín Lara hizo para despedir a un gran amigo que partía para el seminario. Boleros como “perdón”, que don Vicente Fernández ha hecho tan famoso en su versión ranchera y que hasta el día de hoy es para mí una de las canciones más bellas, “en mi viejo San Juan, cosas como tú” y muchos más, son la herencia que más de cien años de historia nos deja para atesorar con la vida.

Para terminar debo confesar que fue indescriptible la sensación de satisfacción que sentí al ver a todos los invitados a esta tertulia divirtiéndose, recordando y cantando a todo pulmón los versos de las canciones que de una u otra manera generan un recuerdo, una nostalgia o una alegría, y que sin el apabullo de lo que no se pudo hacer, nos liberan y desahogan el alma; es vaciar ese espacio reservado solo para los sentimientos y las emociones que la vida nos obliga a sentir, algunas veces como castigo y otras como galardón. No se alejen, que esto se empieza a poner de ataque. A todos los invitados mil gracias y a los artistas un agradecimiento de corazón por tan espectacular show.

Por

Mario Rodríguez.

Historia del Bolero

Este documento es el resultado de una búsqueda realizada en la internet. Fueron varias la fuentes utilizadas pero en varios casos, las fuentes conservaban la misma información. Dado que éste trabajo se realizó para un grupo de amigos sin el ánimo de plagiar a nadie y que las fuentes no comfirmaron la versión original de los documentos consultados, hago esta publicación sin querer ganar méritos con esfuerzos ajenos. Debo aclarar que éste documento fue revisado por el senor Hernán Mosquera, amigo mío y de escenario 57, quien a su vez hizo aportes no encontrados en las fuentes consultadas.

RESENA HISTÓRICA


Hablar del Bolero latinoamericano quizá sea redundante, pues es este género artístico y musical una de las manifestaciones más propias y personales de nuestro ser colectivo y, aún con su difusión y universalización, sigue siendo uno de los fenómenos que identifican y homogenizan esa noción de “latinoamericano”, porque el Bolero a pesar de sus raíces europeas es definitivamente algo Latino y aunque lo ubiquemos a veces en Cuba o el Caribe es un patrimonio colectivo que toca e involucra desde México a la Argentina y llega, inclusive al Brasil; Por lo tanto podemos concebir con facilidad un Latin Jazz o un Rock Latino (o Rock en Español) pero es difícil imaginar un Bolero Francés o Inglés. Parece ser que las raíces del bolero están en los compases de la contradanza del siglo XVIII. También son identificables en el género algunos elementos rítmicos en formas de composición que aparecieron en el folclore cubano durante el siglo XIX como el danzón y la habanera. Precisamente esta última presenta una gran afinidad rítmica con el bolero. En 1793 ya se reporta la existencia de los primeros cantantes que, como Javier Cunha y Nicolás Capouya (éste último no dejó composiciones escritas), componían canciones con ciertas similitudes con el bolero, tanto musicales como temáticas. Aunque existen diversas teorías sobre el origen del bolero, alguna de las cuales señala a Europa como la cuna del género, la práctica señala a Cuba como la indudable creadora de este género musical, que más tarde se extendió por Latinoamérica. El bolero típico cubano surge definitivamente alrededor de 1840. Se acepta que el primer bolero fue Tristezas, escrito por el cubano José Pepe Sánchez en Santiago de Cuba en 1886; aunque algunos difieren de la fecha, lo importante es que esa pieza dio origen formal al género y con el acompañamiento musical que denominamos «clásico» (las guitarras y la percusión). Así el bolero evolucionó de música de cantinas y peñas a música de serenatas. Según el musicólogo cubano Argeliers León, la música yucateca de México jugó un papel importante en el nacimiento del bolero cubano, por la mezcla de rasgueado y punteado, que se introdujo a la isla a finales del siglo XIX como un nuevo estilo de acompañamiento en la guitarra. Posiblemente el Bolero es una manifestación musical gitana, pues su nombre puede venir de la expresión “Volero” de volar, y las danzas gitanas a veces implican movimientos agudos y rápidos que aparentan el vuelo de aves. Además, si nos fijamos de la instrumentación musical de las danzas gitanas notamos guitarras y unas cajas de madera que hacen de percusión, además del aplauso y el uso de las palmas de las manos.

La irradiación musical de Cuba se hizo sentir, no sólo con el bolero sino con el son, el danzón, la guaracha, el mambo y el “cha cha cha”, entre otros. Los países que se ven bañados por el mar Caribe asumieron pronto como propio el producto que Cuba les daba de contrabando entre la década de los veinte y los treinta. Eso permitirá la fusión y el engrandecimiento del bolero con otros géneros musicales dándose como resultados los sub géneros: Bolero rítmico, Bolero Cha cha cha, Bolero Mambo, o inclusive la Bachata (bolero Dominicano), el Bolero Ranchero (mezcla bolero y mariachi mexicano), el bolero son (creación de Miguel Matamoros) y el Bolero Moruno (bolero con mezclas gitanas e hispánicas). Pero otro hecho que contribuirá al ascenso del Bolero es la inesperada muerte del rey del tango, Carlos Gardel, en 1935, que dejó a ese género musical sureño sin un destacado interprete, por consiguiente decayó ese afán por el tango tras la muerte de su mejor voz y permitió la expansión del bolero. Primero sería la era de los tríos de guitarra, luego las grandes orquestas tropicales, las orquestas al estilo big band y por último, verdaderas orquestas sinfónicas que darían forma al acompañamiento musical del bolero que durante casi treinta años (1935–1965) dominó, como género, el espectro musical latinoamericano. Otro hecho que contribuirá al ascenso del bolero es la inesperada muerte del rey del tango, Carlos Gardel, en 1935, que dejó a dicho género musical sureño sin un destacado intérprete. Por ello decayó el afán por el tango tras la muerte de su mejor voz, y ese vacío provocó un mayor auge del bolero, sobre todo en el cono sur del continente americano. También fue fundamental el desarrollo de los recursos comunicativos de la época como la radio, las películas, los programas en vivo en televisión y las grabaciones en discos, primero los de 78 revoluciones por minuto, luego lo de 45 rpm y finalmente los de 33 rpm, llamados Long Plays o LP´s. Cuba y México se convirtieron en las verdaderas mecas para los centros artísticos, y muchos artistas de toda la región participaron y se destacaron como compositores e intérpretes. Otro factor que contribuyó al auge de la era dorada del bolero lo constituye el relativo aislamiento cultural de América Latina en los años cercanos y posteriores a la primera guerra mundial. Esto permitió al Bolero cultivarse y desarrollarse con calma sin claras competencias que lo amenazaran. A su vez, la existencia de regímenes militares de facto, influyó curiosamente en el éxito del bolero, pues a estos gobiernos les convenía ver a la población entretenida en sus gustos, para que olvidaran la política, por ello la era dorada del bolero está asociada en gran parte al periodo de las dictaduras de los años treinta, cuarenta y cincuenta. Así mismo la difusión de ídolos por medio del cine le dio una enorme difusión y vigencia. Casi un siglo luego, en Cuba, entre 1950 al 60, se comienza a experimentar con el bolero y, sus intérpretes dan rienda suelta a su manera de interpretar su sentimiento, dramatizando y exagerando los gestos e inflexiones de la voz. A toda esta descarga en que se enfatizaban los sentidos se le llamó feeling (sentimiento).



A continuación se listan por país de origen los nombres de los más reconocidos compositores e interpretes de boleros:

• En Argentina: Leo Marini (Alberto Batet Vitali), Carlos Argentino (Israel Vitenszteim Vurm), Hugo Romani (Francisco Antonio Bianchi), Roberto Yanes, Gregorio Barrios, Chito Galindo, Fernando Torres, Danni Martin, Chico Novarro, Los 5 Latinos, Estela Raval, Violeta Rivas, Ramón "Palito" Ortega, el Trío Los Patricios, María Martha Serra Lima, Mara Lua y los Nocturnos, Maria Graña y Daniel Riolobos.Si reconocemos que la balada le dio un auge al bolero, tenemos que reconocer a Roberto Sanchez alias Sandro, como uno de sus maximos exponentes en América.

• En Australia: Eddy Gonzalez

• En Bolivia: Raúl Shaw Moreno.

• En Brasil: Agostinho, Miltinho (Milton Santos de Almeida), Altemar Dutra, Los Indios Tabajaras, Simone (Simone Bitencourt De Oliveira), Bob Fleming (solista de saxo), Orquesta Serenata Tropical y Orquesta Románticos de Cuba.

• En Chile: Raúl Videla, Antonio Prieto, Palmenia Pizarro, Sonia y Miriam, Rosamel Araya, Trío Inspiración, El Indio Araucano (Oswaldo Gómez), Mona Bell, Los Hermanos Arriagada, Los Huasos Quincheros, Los 4 de Chile, Estercita Soré y Lucho Gatica.

• En Colombia: Amparito Muñiz, Carlos Julio Ramírez, Alberto Osorio, Bob Toledo (Alberto Basmagi), Víctor Hugo Ayala, Nelson Pinedo, Lucho Ramírez, Lucho García, Trío Martino, Trío Carabell, Trío Los Isleños, Oscar Agudelo, Alci Acosta, Tito Cortés, Juan Carlos Coronel, Carlos Arturo, Charlie Zaa y Andrés Cepeda.

• En Costa Rica: Ray Tico, Memo Neyra, Rafa Pérez, Orquesta Maryval, Trío los Josefinos y Gilberto Hernández.

• En Cuba: Los Hermanos Rigual, Antonio Machín, René Cabel, Beny Moré (Bartolomé Maximiliano Moré), Barbarito Díez, Ibrahim Ferrer, Vicentico Valdés, Fernando Albuerne (Luis Fernando Albuerne Garcell), Roberto Ledesma (Roberto José Ledesma Gayton), Rolando Laserie, Orlando Contreras, Fernando Álvarez, María Teresa Vera, Bertha Dupuy, Rita Montaner, La Lupe (Guadalupe Yoly Raymond), Celia Cruz, Blanca Rosa Gil, Olga Guillot, Omara Portuondo, Xiomara Alfaro, Elena Burke, Pablo Milanés, Bienvenido Granda, Lucrecia, Ramón Armengod y César Portillo de la Luz.

• En Ecuador: Julio Jaramillo, Olimpo Cárdenas, Lucho Bowen, Julio César Villafuente, Trio los tres brillantes, Hugo Hidrovo, Héctor Napolitano, Victor Galarza, Enrique Gallegos Arends, Patricia González, Segundo Rosero, Mireya Levi, Dúo Almar, Pepe Jaramillo, Gabriel Vargas, Carlota Jaramillo, Marcelo Sánchez, Niko Pavón, Victor Armijos, Rafel Jervis, Guillermo Rodríguez, Rosalino Quintero, Wilson Carpio, Alberto Santana y Los Embajadores de Ecuador.

• En España: Los Tres de la Noche, Bambino, Moncho, Bonet de San Pedro, Juanito Segarra, Jorge Sepúlveda, Gregorio Barrios, Dyango, Gloria Lasso, Mayte Martín, Pasión Vega, Martirio, Ana Reverte, y Tamara.

• En Estados Unidos: Nat King Cole (Nathaniel Adams Cole), Eydie Gormé y Linda Ronstadt.

• En México: Victor Yturbe el Piruli, Álvaro Carrillo, Pedro Infante, Javier Solís, Agustín Lara, María Grever, Consuelo Velázquez, Ignacio Fernández Esperón, Vicente Garrido, Pepe Guizar, Los Panchos, Alfonzo Ortíz Tirado, Juan Arvizu, Luis Arcaraz, Pedro Vargas, Jorge Negrete, Ana María González, Toña la Negra, Graciela Olmos, Genaro Salinas, Nicolás Urcelay, José Mojica, María Luisa Landín, Roberto Cantoral, Los Hermanos Martínez Gil, Los Tecolines, Los Soberanos, Los Tres Diamantes, Los Santos, Los Tres Caballeros, Los Dandys, Los Tres Reyes, Rodrigo de la Cadena, Los Ases de Juan Neri, José José,Marco Antonio Muñiz, Sonia López, Armando Manzanero, Eugenia León, Fernando Fernández, Luis Miguel. En agrupaciones de estilo tropical encontramos a la Sonora Santanera como la Sonora Siguaray por mencionar algunos.

• En Nicaragua: Rafael Gastón Pérez, José Octavio Latino Acuña, Camilo Zapata, Edmundo "Mundo" Guerrero, Adán Torres, Víctor M. Leiva, Tino Lopez Guerra.

• En Panamá: Carlos Eleta Almarán, José Luis Rodríguez Vélez, Chino Hassan (Arturo Hassan Lasso), Ricardo Fábrega.

• En Paraguay: Los Tres Sudamericanos.

• En Perú: Lucho Barrios, Pedro Otiniano, Iván Cruz, Johnny Farfán, Guiller, Gaby Zevallos, Los Caballeros de la Noche, Los Hermanos Castro, Los Morunos, Carmencita Lara, Cholo Berrocal, Christopher Sánchez, Anamelba, Gaby Zevallos, Vicky Jiménez y Linda Lorens.

• En Puerto Rico: Daniel Santos, Tito Rodríguez (Pablo Tito Rodríguez Lozada), Vitín Avilés, José Luis Moneró, Bobby Capó, Julio "Julito" Rodríguez, Roberto Cole, Hernando Avilés, Myrtha Silva, Carmen Delia Dipiní, Johnny Albino, Trío San Juan, Trío Vegabajeño, Chucho Avellanet, Odilio González, José Feliciano, Cheo Feliciano, Santos Colón, Andy Montañez, Trío los Yeica, Danny Rivera y Eddie Ricardo.Seria injusto no reconocer la aportación de Cheito González al bolero en Puerto Rico. Hay que re-escribir la historia del bolero en Puerto Rico, pues dejan fuera al Trio San Juan. Chago, Ola y Albino formaron un Trio que dejo sus huellas en nosotros los Puertorriqueños.En República Dominicana: Juan Luis Guerra, Luis Alberti, Lope Balaguer, Bienvenido Brens, Elenita Santos, Teté Marcial, Nicolás Casimiro, Juan Lockward, Luis Kalaff, Julito Deschamp, Francis Santana, Camboy Estévez, Aníbal De Peña, Rafael Colón, Rafael Solano, Alberto Beltrán y Maridalia Hernández.

• En Venezuela: Lorenzo González, Lorenzo Herrera, Graciela Naranjo, Estelita Del Llano, Marco Tulio Maristani, Rafa Galindo, Luisín Landáez, Alfredo Sadel, Carlos Marroquí, Pedro La Corte, Felipe Dominguez, Felipe Pirela, José Luis Rodríguez "El Puma", Mirtha Pérez, Toña Granados, Floria Márquez, Wladimir Lozano, Oscar D'León (Oscar Emilio León Simoza), Iván Gonzalez, Los Naipes, Ely Méndez, La Rondalla Venezolana y Los Hermanos Rodríguez.

Wednesday, November 3, 2010

No te alejes


(La libertad del Cielo Anaranjado) Fotografia por Mario Montoya, New York, New York. Nov. 3, 2010.

No te alejes tanto,

No te pierdas más

Que la nostalgia helada

Me enfría el alma y me invita a olvidar.



No te escondas,

No te refugies, ni me evadas

Que mis memorias son enormes

Y mis opciones vagas por no decir muertas.




Déjame encontrarte

En la inmensidad incalculable

De este espacio impersonal

Que me acerca a tus ideas aunque sea por casualidad.



Monday, October 18, 2010

Gota de Lluvia

Te puedes imaginar la lluvia? Una pequeña gota de agua cayendo del cielo mirando el mundo debajo de ella? Puedes imaginar la sensación de estar cayendo a gran velocidad y con la tierra, el planeta, la madre verde esperando por ti? Podrías al menos pensar, o tan siquiera imaginar lo qué esa gota de vida que está lista a alimentar la tierra seca pensaría si estuviera viva? Porque una cosa es estar vivo y otra muy diferente dar vida. A lo mejor no, pero voy a decirte lo que yo pienso ella pensaría:


“Soy agua,
Soy agua y estoy cayendo porque mi casa,
La nube que dejé allá arriba,
Abrió sus puertas y me dejó salir.

Soy libre,
Soy libre para elegir qué hacer con mi vida,
Y lo mejor de todo es
Que ya decidí que hacer.

Lo mejor de todo es saber qué hacer,
Lo mejor de todo es saber para dónde ir,
Qué decir y qué callar.
Lo mejor de todo es que alimentaré la tierra debajo de mí.

Mírala,
Mírala como está, esperándome ansiosa
Con sus brazos abiertos y su piel reseca
Sedienta de mí.

Por qué Ella me necesita y por qué yo a ella?
Mira su figura,
Mira su belleza infinita y su locura multicolor
Que excitan mis sentidos y me invitan a vivir, o a morir?

Estoy cayendo,
Y estoy lista para ello,
Lista para lo que sea
Sin importarme lo qué pase después.

Ahora soy franca,
Ahora vuelo como un ave
Como un pequeño pajarillo
Que disfruta su existencia mientras domina la inmensidad.

Soy tan libre como el aire, como el sol y las estrellas juntas
Porque mi gloria no se tiene que buscar más,
Ya sé que voy a hacer
Y como hacerlo.

Ya se para donde voy sin el miedo de morir,
Sin la pena de acabar mi vida por la simpleza altruista de entender,
Que mi muerte será la vida para alguien más
Y que muriendo habré cumplido con mi propósito inicial.

Naceré en alguna otra parte y con alguna otra forma
Que alabará a la vida como lo hago ahora,
Sin remilgos ni remiendos, sin vergüenza ni pudor
Tan radiante y agradecida por semejante honor.

Algún día volveré a mi casa, a la nube viajera que ya cambió
Donde otras semejantes de mi vida y mi folklor
Cantarán ésta aventura, y
Seguirán mi corredor”.

La vida debe celebrarse sin límites, sin ataduras que interfieran con la grandeza de comprender que somos temporales, finitos por antonomasia y mortales por inflexión. Que indiferentes de tanta ligereza y auténticos en nuestras costumbres seguimos siendo igual de animales que hijos de Dios. Ya paremos de matarnos, ya dejemos el escarnio de la crítica maliciosa y enviemos de una vez por todas esa mierda a la boyeriza para que ese mismo excremento fertilice los pastales y los caballos, junto con la reses puedan pastar; nosotros debemos dedicarnos a elogiar estos sentidos, estas ilimitadas fronteras que nos ofrece expresar una idea o una queja con fina elegancia o alevosa grosería. No barateemos los lazos de la amistad, ni las obligaciones de los sentimientos por el afán pusilánime de una vaginera o por la pereza carroñera de sentirse solo o abandonado. La vida tiene límites, pero también confines inexplorados que no pueden quedarse vírgenes porque no quisimos tener una erección o porque nos negamos a humedecer la vagina. Los propósitos son claros y aunque no se nos hayan especificado en memorando celestial, pueden ser buscados como aguja en un pajal. Ahora sé que algo aprendí, que algo se ha cristalizado en mi pensamiento con la certeza de ser verdad, no porque miles así lo crean o expertos lo confirmen, sino porque mi propio cerebro, tan auténtico y valido como los demás, me asegura que lo que he vivido ha sido real. Aprendí por ejemplo que el desamor es como una puta patada en la canilla que cuando es dada a solas y en un rincón oscuro nos hace llorar y sufrir por la irreverente realidad de no tener quien nos conduela, pero que cuando es recibida en abundancia ocular nos obliga valentía y nos empuja a continuar. Somos narcisos, vanidosos, egoístas y monotemáticos cuando de “YO” se trata. Aprendí que hay quienes necesitan ser señalados para bien o para mal, pero como quiera identificados. Que hay quienes ocultan su existencia por temor o humildad, temor de ser vistos o humildes por no dejar a otros que les vean. Que hay conmigo miles de seres que no concebimos la puta idea de las clases sociales ni los designios reales o tratos especiales por la casualidad fortuita de tener o no, o tan siquiera la posible lógica de un racismo fundado en la voluntad de un Dios blanco o una virgen morena. Aprendí que nadie nunca muere de amor, que nadie nunca ha perdido la decencia por llorar o sufrir una pena que solo ha sido creada para esconder la vergüenza de no ser amado. Y es que el dolor no es producido por el amor sino por el ego y el orgullo, que se inflaman al ser rechazados, “EGOTITIS”. Aprendí que el sexo viene como las estaciones del año, pero en órdenes contrariados, y aunque acá haga frio y allá calor, siempre se está inconforme con lo que se tiene en las manos. Que hacer el amor no es de siempre ni con todos y a pesar de que el culeo sea rico no sabe igual sin afecto, sin algo de respeto y mucha admiración, porque aquel que no admira a quien su sexo devora corre el riesgo de acabar hastiado de regalar su cuerpo. Aprendí a decir las cosas con delicadeza para no herir a los demás, no porque soy considerado sino porque comprendí que lo único con sentido es la muerte y que todo lo que pase en ese lapso, minúsculo ante el universo, debe valorarse. Ahora dígame usted si todo lo que ha hecho en su vida se puede celebrar, si todo lo vivido es digno de recordar o si algo merece la pena de capital de amnesia perpetua, porque una vez no hayamos muertos esa será nuestra condena. Alegría volviste a triunfar.





Por Mario Rodríguez


Thursday, October 14, 2010

Un sueno y una realidad

Algunas veces los versos al igual que los besos son solo ganados como producto de una Buena acción. Algunas veces los talentos son adquiridos como una dotación natural, pero a la vez divina, y otras veces como trofeo robado en juego de azar. Algunas veces los amigos aparecen y desaparecen lo mismo que los pajaritos cuando hay o no maíz para comer; sin embargo, la mayoría de las veces las cosas suceden como consecuencia de una acción previa, la famosa teoría de causa y efecto. Alguien podría sugerir que lo que pasa en mi presente es una consecuencia de mi pasado. Otros podría aseverar que mi presente es solo es el inicio de mi futuro, o sea, que si las cosas están saliendo bien seguramente seguirán así, no sé por cuánto tiempo, pero esa idea me gusta. El asunto, y con ello me refiero a la dicha que embarga mis sentidos, está relacionado con lo vivido durante los últimos 10 días de mi existencia.


En primer lugar mencionaré la gran satisfacción que mi hijo Julián me da día a día. Viéndole crecer y empezando a divisar sus cambios de humor y el choque entre el mundo infante y el adulto, es un placer que solo un padre puede gozar. Verle madurar y parecerse a mí, más que alimentarme el ego, me motiva a levantarme cada día con una razón tangible para vivir y ser feliz. Tal vez eso sea todo, mi hijo es la bendición que maximiza mis días, mi trabajo, mis amistades, mi mundo, pero siempre queda la pregunta y la misma sin respuesta: qué va a pasar cuando se vaya de mi lado? No quiero complicar las ideas de este escrito tratando de especular acerca de un futuro todavía muy incierto pero sobretodo cambiable y potencialmente manipulable.

Como segunda parte de la dicha, empezaré a hablar de las otras personas que rodean mi vida. Mi madre, mis hermanos y hermanas, mis amigos y todas las demás personas que progresan día a día en la tarea inmensurable, complicada y por demás tediosa de quererme. Y es que querer a otra persona es tan difícil como odiarla o despreciarla, por eso, esa labor de los sentimientos y las relaciones interpersonales es otro trabajo a tiempo completo que consume la misma energía, o tal vez más, que un intenso entrenamiento de Kamasutra. El otro día, bueno madrugada, mientras consumía mi existencia en tequila en compañía de unos amigos, tuve la oportunidad de verme a mí mismo sentado, ebrio y feliz de la borrachera que estaba echándome al hombro pero en particular de compartir con las personas a mi alrededor. Cuántas veces quise escribir momentos como esos en mi historia, para que un día cualquiera, en el futuro, todavía inhóspito para mi fortuna, me pudiera sentar a valorarlos uno a uno con la mansedumbre de lo anos y las pruebas fehacientes de un pasado cargado de vida.

Sí, los últimos días han sido una carga incontrolable de buenas energías, de buenas vibras y como lo diría mi más reciente amigo, de puta madre. Leonel es su nombre con el respaldo de los Soto, no sé si de los de castilla o los de Aragón, pero de alguno de esos alrededores distantes que siglos atrás profesaron la llegada de un hombrecito de no sé cuanto de alto que cantaría con el alma y la mente las canciones del futuro, las canciones del siglo XXI. Recuerdo al señor Alberto Cortez quien en su homenaje a los amigos mencionaba los años mozos cuando sus vínculos filiales se empezaban a consolidar con personajes tales como don Facundo Cabral, o el señor Mario Vargas Llosa, o la señora Mercedes Sosa, que en paz descanse, y Pablo y Silvio y todos esos locos chiquitos que hicieron de nuestras décadas de adolescencia una época cargada de sueños y sobretodo esperanzas. Recuerdo las calles de mi barrio que me vieron tirar al infinito mis sueños para que en algún lugar distante, el que más les conviniera para poder ser realidad, se hicieran fuertes y tangibles como un roble o un manzano, que sin ser de la misma calidad pertenecen a la misma realidad.

Creo que la dicha radica un poco más en el deseo satisfizo de mi alma por la búsqueda permanente e incansable de nuevo sonidos, melodías, letras y formas de alabar la vida. Lo admito con la cara repleta de orgullo y se me hace simple porque la música de Leonel Soto es, lo que mi tío Hugo llamaría, una Chimba. Complejidad en los textos, armonía en la melodía, profundidad en el mensaje y humildad en la sonrisa, toda una combinación extraña pero efectiva que convierte al artista en maestro y al espectador en afortunado. Temas como “quise”, o tal vez “Ana así”, capturaron toda la atención y sensibilidad de quienes tuvimos la buena surte de verle a tan solo cinco metros de distancia en las tablas de Escenario 57. Cuándo volveremos a vernos, no se sabe, pero así como los viejos sabios cuya existencia es todo un legado para sus sucesores, la producción intelectual de Leo se convierte desde ya en un herencia para las próximas generaciones de músicos y en especial para nosotros, sus amigos quienes desde ya le deseamos una carrera artística llena de éxitos y triunfos.

Te robaste los corazones y la admiración de la raza, carnal. Dios te bendiga.

Por:

Mario Rodríguez

Wednesday, September 29, 2010

Don Gonzalo y el Senor Eliecer

Esta es la historia de don Eliecer y el señor Gonzalo, dos amigos que tuve el placer de conocer este verano en la ciudad de Caicedonia. Algunas veces la vida solo nos presenta a las personas correctas por instantes o en situaciones, que aunque incomodas, dolorosas o tal vez desesperadas, son las más apropiadas para aprender de ellas.


Nunca sabré si esos dos hombres llegaron a aquel lugar por justicia divina o solamente por la obligación de ensenarme o mejor sea dicho, de ensenarnos, algo relacionado con la humildad, el sacrificio y la entrega desinteresada a causas, que aunque simples y algunas veces de apariencia perdida, son el motor para vivir y alcanzar la felicidad.

Don Eliecer despertó a un nuevo día con la garganta seca, la espalda adolorida como siempre y con el hambre nauseabunda que más que significarle la necesidad de ir a buscar algo de comer, representaba la insignia de su vida, el pariente parasito que vive con uno hasta cuando uno decide morirse de aburrimiento y falta de vida para vivir. Esa mañana Eliecer conocería al señor Gonzalo, un hombre algo más Viejo que él, algo así como 20 anos, a quien la fortuna le había sido esquiva o más bien arrebatada por aquellos descuidos de la consciencia y en especial arrebatos de la lujuria y el deseo por vivir. Sin tenerlo muy claro todavía, pero sobretodo sin sospecharlo, Gonzalo sería la cuota final que le otorgaría la entrada al cielo a Eliecer y como no, la cachetada final a nuestra mejillas por indiferentes y distraídos.

Como de costumbre, Eliecer tomó su chaza y salió a trabajar con la esperanza de cumplir la cuota de arrendamiento y el excedente obligado para poder comer. Su recorrido, largo como la vida que había vivido, empezaba cada día desde el barrio Kennedy y se extendía a lo largo de todo el territorio de aquel pueblo Valle-quindiano que desde más o menos 75 años atrás le había empezado a ver morir lentamente porque es que la vida empieza a morir desde el mismo instante en que se concibe. Y así lo sabia Eliecer, quien a sus no sé cuantos años de edad pero casi inquilino del octonario, suplicaba en las calles por almas de buen corazón que le compraran el cigarrillo, el chicle o el bom-bom-bum.

Día tras día, noche tras noche Eliecer luchaba su existencia con ferocidad invaluable y se retorcía por los años mozos, por los días joviales en lo que anduvo las mismas calles que hoy lo veían caminar cansada y lerdamente y por el amor de aquella hembra que le habría de dejar esa sombra triste en su mirada y el aura húmeda por las lágrimas que nunca pudo dejar salir. Recordó a María, la dueña de su corazón, la única habitante de sus ventrículos y soberana absoluta de sus ideas y pasiones, pero quien por cosas de la naturaleza, disfrutaba más de los amores parciales con cuotas de rendimiento. La hizo suya las veces que pudo y por el tiempo que su bolsillo lo permitió con la esperanza de que algún día la hiciera dejar de cobrar por esas horas de placer y al fin se decidiera a vivir con él por el resto de sus vidas. Un viernes, mientras Eliecer se disponía a llamarla para rentar su amor y embriagarla con guaro, notó la ausencia de su olor en el recinto oscuro y sonoro del moridero de amor donde se habían conocido. Después de esperarla largas horas y preguntarla sin obtener razón de ella, una vieja amiga de los dos, pero más de María que de él, le dijo con árida honestidad y calma voz que no la esperara, que María se había marchado para nunca volver. La cigüeña, como solían decirle a su amiga en común, ni siquiera se sentó para decirle esas 14 palabras de muerte y dolor al oído y acto seguido desaparecer:

“No la espere Eli, María se largó… la muy suertuda nos dejó por otro”.

Aquellas palabras, locas, francas y sin eco alguno se le incrustaron en el alma para dejarlo cansado, derrotado y sin más deseos que los de acelerar la muerte. “Cigüeña” grito Eliecer, “de qué me habla?…”. La cigüeña ya no estaba y no estaría tampoco porque esa misma noche también se largaría con otro de los muchos mercaderes de amor que pasaron por el pueblo buscando a las más bonitas para llevarlas a conocer la ciudad. La cigüeña fue apodada así porque quedaba embarazada con mucha facilidad y porque hasta aquella noche y sus 35 años de edad ya era madre de 29 criaturas que fueron regalados a familias menos fecundas pero más dispuestas a criar y a amar a esos potrillos sin madre ni padre. Tres años más tarde la cigüeña volvería al pueblo con tres muchachos colgados del hombro y una barriga lista a explotar, sin dinero con que comer y la espalda rota de cargar a esos chiquillos de diferente color, edad y forma.

Eliecer nunca le buscó porque se sintió traicionado por ella y por la María, sin embargo, le hizo llegar un mercado con los utensilios básicos, algo de comida y unos pesos para pagar la renta de un cuarto cercano al basurero del pueblo. Así fue como Eliecer empezó su curva de bajada, la descendente línea hiperbólica que sería la gráfica final del resto de su vida.

El señor Gonzalo llegó a aquella vieja casona por recomendación de un amigo del viejo Mario, un agiotista a quien solo le importaba explotar a los menos favorecidos y tomar ventaja de su necesidad para esclavizarlos con la excusa de que los estaba ayudando. Las condiciones de salud de Gonzalo eran precarias, sin embargo, podía caminar y defenderse por sí mismo. Gracias a ello fue que logró ingresar a aquel cuarto de tres metros de largo por cuatro de ancho, instalar su cama, y algunas pertenencias. Aquel tugurio que Gonzalo recibía como vivienda, se convertiría en su prisión por seis largos años y si no hubiera sido por la intervención de unos extraños vestidos de azul, muy seguramente se hubiera convertido en su tumba también. Gonzalo había nacido 86 años antes, buenos eso es lo se cree porque al viejo Gonzalo pareciera que nadie lo había visto nacer, y si lo hubo ya está muerto, además ni él mismo se acordaba que tan viejo era. Cuando todavía el pueblo se encontraba en su etapa más joven y cuando las calles no eran más que seis y las carreras tan solo cuatro, un cuarto menguante a las tres de la mañana de no sé qué día de mil novecientos no se qué., vería el alumbramiento de un muchacho con manos grandes y casi ocho libras de peso, que sería consagrado a vivir tantos años como fueran necesarios para ensenarme los pilares de la vida. Su profesión fue desconocida, pero por la forma de sus manos y el color de sus unas, se podía concluir que había arado la tierra como buey y que la había sembrado de café, maíz, plátanos y quien sabe que cosas más; que colonizó el monte a punta de machete y verraquera y que montó su caballo con la misma hidalguía que alguna vez don quijote exhibiera, aunque sin las armaduras de la Guerra ni las nostalgias por dulcineas y gigantes molinos de viento.

El final de aquella aventura se vislumbraba sombría, parca, pero sobretodo punzante y llena de vergüenza y es que los anos no llegan solos, ellos vienen con su desgracia y su alegría, sin embargo, llegar solo a los anos es más trágico que cómico en especial cuando la única compañía segura es el hambre gritona y la muerte carroñera, que aunque latente y escurridiza, se convierte en la visita anhelada que nos deja esperando con los crespos hechos.

Dos anos, tres meses, una semana y dos días fue el tiempo que Eliecer y Gonzalo compartieron sus vidas sin notar la existencia mutua. El miércoles de ceniza del año dos mil y algo a las nueve de la mañana, cuando Eliecer se disponía a empezar su labor de vendedor ambulante, escuchó a Gonzalo gritar. Su voz, débil y ronca, se escuchó como el rugido de un león viejo, herido y a punto de morir. Eliecer corrió y encontró a Gonzalo tirado en el piso del baño, bueno si es que a aquel cagadero rodeado de arañas y bichos raros, sin cisterna ni mucho menos puerta se le puede llamar baño, con su cabeza incrustada entre la tasa y la lámina de madera podrida que servía de pared. Al quererle levantar pudo sentir el daño de sus piernas y la fragilidad de su cuerpo desnutrido y tan liviano como una escoba, esas hechas con un pedazo de madera y algunas ramas secas.

Después de ponerlo en su cama y de procurarle algunos cuidados inmediatos quiso salir a trabajar, pero su sabiduría de hombre viejo y su instinto de abuelo, le recomendaron quedarse para cuidar a aquel desconocido quien parecía desvanecerse en vez de morir, como si la existencia de Gonzalo estuviera destinada a ser borrada del mundo material sin la necesidad de ser enterrado o siquiera velado por nadie y soledad, sus únicas parientes. Los días pasaron y Gonzalo seguía ahí, robándole algo de aire al aire y algo de vida a la muerte, mientras Eliecer cruzaba el pueblo caminando para conseguir, gracias a la caridad de un grupo de oración, el almuerzo diario y de hecho, única comida, que compartía con su amigo Gonzalo.

Mario, el dueño de aquellos terrenos y castillos de miseria, quiso desalojar a Gonzalo porque ya eran más de tres meses sin pagar renta, sin embargo, al enterarse de la terrible situación de salud del señor decidió dejarlo vivir allí hasta que la muerte lo desalojara. Eliecer no correría tan buena suerte. El señor Herrera, quien le rentaba la chaza para trabajar, decidió quitarle la cajita y los productos que él vendía para dársela a otro que si quiera hacerlo, o por lo menos esa fue la respuesta que dio a Don Eliecer cuando éste se acercó a decirle que llevaba varias semanas sin trabajar por cuidar al señor Gonzalo. Sin empleo no había como pagar la renta así que Mario también le exigió a Eliecer que desalojara. Sin tener a donde ir y sin más que la comida recibida en el grupo de oración “sálvate como puedas” Eliecer empezó a vivir esperando el momento en que Mario le sacara las cosas a la calle o el que diera a don Gonzalo la puntada final, para por lo menos llevarlo a enterrar en algún potrero cercano, ya que la idea de una bóveda en el cementerio era tan loca como la salir de aquella situación tan crítica y desesperada.

Así los conocí, en medio de tu tragedia. Los conocí por recomendación de otra dona a quien su espíritu de caridad solo le alcanzó para comentar sobre el caso de Don Eliecer y el señor Gonzalo. Aquel dos de Agosto de dos mil diez quedará en los anales de mi vida como el día en el que yo y mis amigos de CAUSA, conoceríamos a la miseria en todo esplendor. Esa tarde fuimos a visitar a Don Eliecer y al señor Gonzalo con el desdén propio de los que somos amigos de la comodidad y la buena vida, y aunque no tiene nada de raro hacerlo porque por eso nos hemos esforzado, siempre me suena repulsivo el hecho de haber tenido actitudes elitistas e ínfulas de ser superior por el simple y real acto de trabajar, tener un carro y ganar en dólares. Como se olvida uno de sus orígenes, como dejamos que la historia se pierda en los laberintos de la amnesia y la indiferencia que nos conducen a su repetición. Como dejamos, y como dejaron algunos de nuestro parientes más viejos, que nos perdiéramos de las mejores cosas de la vida, dar.

Tomamos un taxi que nos dejó a casi 50 metros de nuestro objetivo. Nos movimos tranquila y plácidamente de la misma manera que lo hacen las vacas que van a ser sacrificadas para luego volverse la comida de todos nosotros. O como lo hacen los pobres delfines en el Japón, que son aniquilados por el beneficio de unos pocos y las ínfulas de muchos tantos. Si, así caminamos, ilusionados y envanecidos por ser….quien sabe qué, pero ignorando que íbamos derecho al abismo, derecho a ese instante en el que se pone el yerro ardiendo en la piel al ganado, a ese instante en el que los sentidos dejan de ser sentidos y entonces nos creemos como muertos, como sin aliento, como sin vida para acto seguido tomar un segundo aire y empezar otra vez a vivir.

Eliecer y Gonzalo quedaron en mi corazón de la misma manera que lo hicieron las imágenes de esas aves tratando de volar con las alas entrapadas en petróleo, o de la misma forma que lo hizo Santiago, un inocente bebé que al mirarme me devolvió la felicidad, la vida y las ganas de vivir, por eso recalco que las imágenes de aquella tarde son tan fuertes que tratar de describirlas es tal vez más doloroso que haber estado ahí en el lugar de los hechos, porque al escribir sobre esos retratos de lúgubre tono, se avivan en la memoria las emociones encontradas de angustia e impotencia, así, como la leña seca aviva unas cuantas cenizas a punto de apagarse para convertirlas otra vez en fuego ardiente, en este caso incendio inminente. Voy a ser breve y preciso, para que las llamas que ahora incineran mi pensamiento no recaigan en otras cabezas igual de secas a la mía y así no corran el riesgo de quemarse.

Encontramos a Gonzalo sentado al borde de la cama con un pantalón de piyama rojo, bueno el color se encuentra en la gama del rojo, pero con mucho matiz de usado y viejo, como su dueño. No tenía camiseta y se notaba una mancha a la altura de los genitales. No nos lo dijo, pero lo concluimos después, de que Gonzalo tenía que orinarse en los pantalones para no correr el riesgo de ir al baño y caerse, como ya le había pasado tantas veces. Además sus piernas ya no lo podían sostener por el avanzado deterioro de sus articulaciones gracias a la artritis reumatoidea que lo venía agobiando desde hacía ya dos décadas. Sus tórax parecía una esqueleto de esos utilizados para ensenar anatomía en la escuela. Sus ojos, su rostro y todo su ser eran un grito unísono que significaba hambre, soledad, pena, dolor. El hedor de aquel cuarto era similar al panal olvidado de un bebé que se orina, solo que con la intensidad multiplicada por cien. Las paredes, hechas de láminas de cartón cartulina, dibujaban imágenes grotescas de aguaceros sin par y goteras por doquier. El techo, que era de placas metálicas, calentaban el recinto o lo enfriaban de acuerdo a la hora del día.

Su voz escasamente se podía oír y sus palabras meramente se entendían, sin embargo, Gonzalo diría los vocablos que marcarían la existencia de Orladiz y la de muchos de nosotros, ‘’tengo más hambre que la misma comida que hay”. Su situación nos tomó por sorpresa, por eso decidimos ayudarlos en lo que más pudiéramos. Salimos de aquel lugar con el alma en vilo, con la sensación de felicidad incompleta y con la vergüenza de no poder hacer más.

Movilizamos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Regresamos al mismo sitio con comida, algo de víveres y una pipeta de gas para que por lo menos pudieran cocinar algunos alimentos, especialmente don Eliecer. Días más tarde conversamos con el señor alcalde quien nos colaboró y sacó a don Gonzalo de aquel sitio para darle un espacio más digno en el ancianato del pueblo. A pesar de haber logrado que esta CAUSA fuera todo un éxito para don Gonzalo, nos quedamos con la desazón del futuro de don Eliecer, a quien a estas alturas de la vida no sabemos si fue desalojado o no, pero eso es algo que no vamos abandonar y miraremos hacia el futuro con la ilusión de poder ayudar más a este “santo” moderno, porque la verdad no se necesita hacer milagros ni ser canonizado por el Papa para saber que este hombre es un santo, y déjenme que les diga, ahí afuera hay miles de buenas almas dando más de lo que tienen sin la esperanza de recibir algo a cambio, sin la necesidad de pedir nada como recompensa y sin el afán de ser reconocidos, solo innovando con la satisfacción de hacer lo correcto y hacerlo con amor. Esas son las personas que un día cualquiera le dan un golpe a tus conceptos y orden a las prioridades de tu vida. Si antes me sentía orgullos ser parte de CAUSA, hoy me siento en la obligación de ser, no parte sino por el contrario, una CAUSA completa. Y si todos nos volvemos una CAUSA completa seremos mucho más que un trozo de pan que sacia el hambre por un rato, seriamos la semilla de trigo, el trigo mismo, las manos que producen ese pan y la fuente de progreso para personas que como don Gonzalo y don Eliecer están a la espera de ser ayudados.

SOMOS CAUSA, LA LUZ DE ESPERANZA Y EL ESLABON DEL SENTIR DE UN PUEBLO.

Por Mario Rodríguez.






Sunday, July 18, 2010

EL PICNIC DE VERANO

Apenas amaneció, supe, por la luminosidad que invadió mi cuarto, que el día iría más allá de una simple jornada de integración. Había muchas cosas por cumplir, así que hacer perecita, que es como suelo llamar a esos 10 o 15 minutos que utilizo para poderme levantar definitivamente de la cama, era algo que no podía hacer. La mañana brillaba con mucha fuerza pero la humedad amenazaba mi bienestar, sin embargo, decidí vestirme listo para el combate y portar la camiseta, porque como diría Edgar Perea “había que sudar el uniforme”.

Llegué al kiosko del parque Hedden a eso de las 9 de la mañana. Orladiz, nuestra presidenta ya se encontraba allí poniendo serpentinas y vistiendo las mesas del tricolor Caicedonita, que como albur maquiavélico, coincidía con la bandera de México. Que casualidad y que susto, porque preciso ese mismo día Jugaban la selección de México contra la de Argentina para disputar el paso a los cuartos de final de la copa del mundo que se está jugando en Sudáfrica. Ese juego, anunciado como la revancha azteca, tenía a todos los amantes del futbol expectantes. La mayoría apostaba a Argentina porque la calidad de jugadores que esta selección tiene los hace contar con dos equipos mundialistas igual de talentosos, con ellos no se sabe si los que mejor juegan son los que están sentados o los que están en el terreno de juego; en cambio México, que había clasificado al mundial por la gracia divina de la virgen de Guadalupe, solo contaba con la publicidad hecha por sus empresas patrocinadoras y el deseo de que las estrellas los iluminaran para tener las guevas y el temple de aguantar la ofensiva Argentina. Todos expectantes por el juego y la forma en que esto afectaría la asistencia al picnic nos hizo tomar varias decisiones, entre ellas, la de traer un televisor plasma y un computador portátil con conexión satelital para tratar de hacer los respectivos ajustes y así poder ofrecer la posibilidad de ver el juego.

El día anterior al picnic se habían reunido algunos miembros del comité para picar todo lo que había que picar para el famoso pollo a la carreta. Al día siguiente, el del picnic, otra porción de integrantes estaban cocinando y finalizando el plato típico de los caicedonitas. El pollo a la carreta es una deliciosa creación que combina las menudencias del pollo cocinadas con el arroz, pollo, yuca y papa; y aunque la combinación no es muy dietética que digamos es un pedacito de cielo que puede ser saboreado.

Mientras la decoración era terminada, yo hice el cerramiento del kiosko con una cinta amarilla de rayas negras. Luego, todos los integrantes de nuestra organización aparecieron. Cada quien con lo que tenía que hacer. Las tareas se habían asignado con anticipación y todo era solo cuestión dejar que las cosas fluyeran. La música sonó y el ambiente se empapó de alegría. Juancho se encargó del sonido, la venta de camisetas y la animación; las mujeres de servir la comida y atender a los asistentes; el tío Willy se encargó de la boletería; Julián de las relaciones publicas junto con Albeiro y Hernán; y yo, mmm, yo estuve de mandado en mandado, trayendo y poniendo, pero básicamente preparando la carrera de observación y el juego amistoso de fútbol entre las selecciones de Caicedonia y el resto del mundo.

Los niños jugaron a comerse unas manzanas que flotaban en una tina con agua sin usar las manos y a caminar de un lado a otro con una pelotica de golf sobre un tenedor que debía ser sostenido con la boca; los adultos jugaron a bailar y sentarse cuando la música paraba de sonar, a romper bombas de aire con el sentadero y a explorar los alrededores del parque mientras seguían algunas pistas. Lo del juego de futbol fue al final y se reservó para los rodillones, como los llamaría el viejo oso. Por cierto quedamos empatados gracias a la anulación de dos goles por parte del seleccionado Caicedonita. El marcador final fue 2 – 2. Sí, ya sé que no soy comentarista ni reportero deportivo, pero la recochita, que es como se llama a esos juegos amistosos, tuvo sus momentos álgidos donde todos estaban exteriorizando su fiebre de mundial. Como siempre hubo un lesionado, en esta ocasión, el honor se lo llevó el tío Willy, quien por acción defensiva de una integrante de la selección del resto del mundo, cayó en forma aparatosa, dislocándose un codo. La situación fue controlada a tiempo y mientras el balón era seguido incesantemente por 22 apasionados de la pecosa, en el lugar de los aguateros se encontraban Juancho y Willy danzando las dolorosas melodías del reacomode articular. Gracias a que Juan Osorio, integrante de CAUSA, realizó una maniobra de reubicación de la articulación del codo derecho, la lesión sufrida por nuestro Vice-presidente no paso a mayores. Un poco de hielo, algo de quietud y listo Calixto, a seguir chupando.

El otro cotejo, el mundialista, finalizó a favor de Argentina; pobres jugadores mexicanos que antes del partido cantaban una victoria que en el fondo sabían iba a ser una derrota. Eso es como saber que va a llover y sin embargo salir a la calle en pinta de piscina esperando a que el clima cambie como por arte de magia, pero bueno, si el deseo es mojarse, por qué no, cierto? Los premios fueron en su mayoría donaciones hechas por algunos colaboradores de CAUSA, entre los que debo mencionar a “Randolph School of Gymnastics”, “Rockaway Gymnastics”, el restaurante “Los Criollos”, y algunos de mis estudiantes de gimnasia que nos regalaron tarjetas pre-pagadas para ir a comprar cafecito y cosas así. Cuando el reloj marcó las 8 de la noche, empezamos a evacuar el área, pues según el contrato firmado con la administración de parques del condado de Morris, a esa misma hora, debíamos entregar el recinto tal y como lo habíamos encontrado.

Fui el último en irme de aquel lugar y mientras terminaba de recoger algunas basuras, y sacar algunos vasos del riachuelo que rodea el kiosko donde estábamos, respiré profundo y celebré una vez más la satisfacción de la labor realizada, y es que como he dicho antes “unidos jamás seremos discriminados, amenazados o tan siquiera mal mirados, porque somos lo que hacemos y mientras sigamos ayudando a quienes lo necesitan Dios nos seguirá guardando e iluminado”.

A todos los amigos de CAUSA que nos ayudaron con sus donaciones para la fundación Superar, a los que asistieron y participaron activamente de nuestras actividades, a los que fueron, comieron y se volvieron a ir porque otros compromisos los esperaban y a los que el destino los tenia fichados en otros lugares quiero decirles que Dios los Bendiga, que Dios los seguirá bendiciendo, porque solo él sabe lo que algunas veces nos cuesta quitarnos un pan de la boca para darlo a alguien con más necesidad. A esos guapos y guapas déjenme que les chante un beso en la trompa porque de verdad que se lo merecen.

Por

Mario Rodríguez.





Sunday, May 16, 2010

LA CANCION QUE MI HIJO ME DEDICO



Por
Mario Rodriguez.

Una noche, mientras mis ideas se desplazaban por el infinito de la bohemia, las nostalgias y la felicidad de estar con mi hijo, la madre toda ponderosa de la creación, me regaló uno de los instantes más importantes de toda mi vida, o por lo menos, unos de esos momentos que uno quiere que no termine jamás. Y en cierta forma, así es, esos momentos o instantes siempre se van a recordar con mayor intensidad de lo que realmente fueron y según como yo lo veo, eso solo es un sistema de compensación que se emplea para que esas memorias se mantengan intocables por las polvaredas del olvido o las caricias de la indiferencia; sin embargo, esa es otra forma de garantizarnos para el resto de la vida una razón para brindar, tal vez para llorar o quien sabe reír a carcajadas.


Esa noche de la que estoy hablando había empezado de una manera muy singular y por demás llena de buenas intenciones. Que frijoles para celebrar el día de las madres y vino de aperitivo, una combinación de hasta el día hoy ha resultado muy saludable, un poco ortodoxa, pero sobretodo saludable; los antioxidantes del vino mas la proteína de los frijoles, los cuales por supuesto estaban acompañados de los respectivos carbohidratos (arroz, arepa asada y maduro) y por el otro lado la proteína animal (chicharrón y chorizo asado) son, matemáticamente hablando, una combinación perfecta. No quisiera realmente hablar de los ingredientes utilizados en la preparación de los frijoles porque eso nos conllevaría a un sin número de posibles reacciones químicas y por ende potenciales actividades bio-reactivas anómalas para la salud pública que pondrían es cuestión mi propuesta culinaria. Pero como les dije anteriormente, el vino y sus antioxidantes fueron de gran ayuda.

Los comensales empezaron a llegar y el vino se empezó a consumir; una botella, dos botellas, un litro y medio que se fue en menos de cinco minutos. Luego otra botella de vino que resultó como consecuencia de un regalo hecho por los visitantes. Luego, la frijoleada y después otra de “wine”. En su orden consumimos una par de shiraz, una de pinot y otra de cabernet suvinong. Lo malo del asunto, es que de acuerdo con mis cálculos, más del 50% de aquel juguito de uvas me lo consumí sin querer queriendo. Cuando uno celebra y está seguro de que nada malo puede suceder se relaja y disfruta, al menos ese fue mi caso.

Todos los invitados quedaron completamente satisfechos. Que comida tan deliciosa fue el comentario general, y aunque la receta es un secreto de la familia y aunque no la apliqué en su totalidad porque muchos de los ingredientes no se encuentran acá, los benditos frijoles quedaron bien deliciosos. Como a eso de la una de la mañana la gente se puso de acuerdo y todos se despidieron con una sonrisa en la cara y una bomba atómica en la panza.

No sé si es maña mía o consecuencia de la situación, pero una vez entrado en materia de alcohol, parar de beber es algo que resulta bastante difícil, especialmente si la compañía del momento es agradable y además de eso al día siguiente no hay nada más que hacer más que esperar a que amanezca. Mi hijo no bebe y espero nunca lo haga, no porque sea del todo malo sino porque cuando uno asocia el trago y el bienestar de la manera en que yo aprendí a hacerlo, uno se vuelve bohemio, nostálgico, sensible y en muchas ocasiones vulnerable a las mareas de la falta de auto control. Esa parte de beber sin control porque se está pasando bueno fue una lección aprendida a la forma antigua, con sangre. Sin embargo, haber tenido el placer de compartir una velada como la de la otra noche, al lado de mi muñeco fue algo que no voy a poder describir en su precisa dimensión. Cuando Julián y yo compartimos normalmente nos reímos mucho, su sentido del humor es bastante agudo y espontáneo, así que es muy fácil encontrar buenas razones para carcajear sin parar.

Hace poco se cortó el cabello, ya eran casi año y medio sin recorte y sus churcos estaban largos y algo fuera de control. Cada mañana podía percibir su cansancio al tratar de darle una forma decente a su indomable melena que sin yo creerlo le estaba colmando la paciencia. Yo, por mi lado, también llevaba mi tiempito sin visitar al estilista. La diferencia es que mi cabello se está perdiendo en la inmensurable fosa de la caída mientras que a Julián se le refunden sus folículos pilosos en el afán del crecimiento y el desarrollo hormonal. Yo creo que Julián trae una fuerte carga genética de su abuelo materno, don José, quien a sus sesenta y tantos años de edad cuenta con una calidad capilar única. En fin, mi hijo se ha vuelto mi mejor amigo, pero más que eso ha llegado a ser un gran hombre. Él es muy comprensivo y llevadero; es obediente y juicioso, bueno por lo menos eso es lo que percibo y no me creo estar equivocando. Al principio, tengo que ser honesto, el proceso de adaptación me estaba calcinando la calma y la voluntad, pero más vale el amor y el dialogo, de suerte tal que hoy por hoy conversamos un poco más y nos decimos palabras de afecto con más frecuencia y menos timidez.

Yo quería seguir bebiendo. Ya no recuerdo con exactitud cuál fue el último domingo que no iba a trabajar. Julián también estaba contento por la misma razón y noté su deseo de pasar una buena amanecida junto a mí. Cuando uno es un adolescente el tiempo que pasa con los adultos es muy importante. Recuerdo mis amanecidas con mis tíos y tías al son indomable de la salsa, los boleros y las baladas de Nicola y Charles. Esos años fueron mágicos. Amanecer al lado del tío Hugo era un placer y todavía lo es, solo que estamos muy lejos para hacerlo y su salud no le permite más esas canitas al aire. Julián siempre ha compartido con nosotros esos espacios de diversión. Desde muy pequeño le dejamos saber que tenía que dormir con música o ruido y que la opción de llorar no estaba incluida en el manual de pataletas cuando de rumba en la casa se trataba. Cuando la familia se reunía, no había quien cuidara a los niños más que ellos mismos, por lo tanto las rumbas eran todo terreno, unisex y sin tiempo límite. El que se cansaba se dormía y el que se emborrachaba se dejaba a un lado. Cinco de la mañana y arranquemos con Camilo Sesto, Rocío Dúrcal, Juan y Ana Gabriel y luego el charrito negro, los Visconti, Julio Jaramillo y el caballero gaucho. Nueve de la mañana y tómese un caldo para que la amanecida no fuera tan cruel y la cara de vampiro se mimetizara con la de la gente normal. En una ocasión mientras estábamos jugando parques en la sala del apartamento donde vivíamos y cantábamos las rancheras del “chente” oímos un ruido en el cuarto adjunto, nuestro dormitorio. El ruido fue un golpe seco, limpio, como hecho por un profesional. Hicimos un silencio sepulcral a la espera del llanto del “juli” quien para esa época tenía algo menos de nueve meses de nacido. Mil uno, mil dos, mil tres y nada pasó. Nos reímos de tranquilidad y seguimos con el tiro de dados, las pata e’ perros, y las sopladas. Como a las cuatro de la mañana cuando el trago se acabó, decidimos dar por terminada la jornada de esparcimiento. Cuando Margoth, la mamá de Julián y yo entramos en el cuarto pegamos un grito que estaba cargado de pánico, susto, superstición e incredulidad. Julián no estaba en la cama. Cuando el juego de parques empezó pusimos al bebé en el lecho, en el centro del mismo con almohadas a su alrededor para que no se cayera por si decidía voltearse. Después de buscar un rato con mucho nerviosismo, me agaché a buscar debajo de la cama y que sorpresa me llevé cuando vi a don Julián roncando debajo de aquel camastro. Gracias a Dios no le pasó nada, pero esa fue la prueba irrefutable de que el viejo “juli” sería un guerrero de la noche.

El reloj marcaba las dos de la mañana del día en cuestión. Jugando con la computadora y buscando las canciones que queríamos escuchar, Julián me dijo: “has escuchado la canción de Victor Manuel, esa que se llama tiene mi sangre” le respondí negativamente porque la verdad nunca la había escuchado. Me dijo: “escúchala”. Tomo mi computadora portátil y oprimió la tecla “play”. Todos en aquella sala hicimos silencio. A medida que la canción sonaba mis sentimientos se empezaban a derretir y las lágrimas a querer salir. Aguanté la respiración lo más que pude, pero el pecho se sentía oprimido y la garganta congestionada. Cinco minutos y 39 segundos más tarde mi alma brillaba de felicidad y la alegría de ese momento se manifestó de la forma más difícil de reconocerle, llanto. Miré a juli y no quise sostenerle la mirada porque no quería verle llorar, sin embargo, quise abrazarlo y decirle que lo amo con todas las fuerzas de mi corazón.

La canción en su esencia cuenta la historia de un padre a quien por fuerzas ajenas a su voluntad le tocó vivir lejos de su hijo por muchos años, cuántos? No sé, pero me revivió esos cuatro años y medio que tuve que vivir lejos de mi “perrito”. Me perdí, como dice el tema, muchas cosas de su infancia y no estuve allí cuando él me necesitó, sin embargo, siempre lo recordé. Su espíritu y su esencia me mantuvieron vivo las muchas veces que mi travesía por las aguas de la legalización en otro país se tropezaba con el drama, el dolor y la mala suerte. En los momentos que me sentí vencido y me ví derrotado, su imagen portentosa se implantó en mi memoria para decirme con palabras dulces pero certeras, “no es tiempo para mirar atrás, ni mucho menos para rendirse, solo aquellos que resisten y persisten alcanzan sus metas, nadie dijo que iba a ser fácil, pero tampoco nadie dijo que sería imposible”.

Cuál es la diferencia entre cruzar una frontera con papeles y cruzarla a escondidas? Ninguna, especialmente si al otro lado del borde no cuentas con nadie para salir adelante. Nunca he hablado de esto, porque realmente es algo que puede ser mal interpretado, sobre todo por aquellos que tuvieron directa incidencia en lo que me tocó vivir, pero como dice el viejo proverbio “no hay golpe que más duela que aquel que no se espera”. Y es que cuando uno viene a ver la mala memoria nos hace dejar en el olvido hechos muy importantes. Al paso que vamos en unos cuantos siglos Hitler será reconocido como un patriarca alemán que lucho contra las injusticias de un pueblo desalmado que trató de apoderarse del mundo. Quién sabe, a lo mejor sí porque como vamos estos benditos judíos nos van controlar a su antojo. Pero bueno esa es harina de otro costal que ahora no quiero polemizar, lo importante del asunto es que maduré como hombre, como ser humano, como ente espiritual en procesos de evolución y aprendizaje; maduré a tal punto que me encontré respondiendo muchas preguntas y haciendo otras tantas a mi conciencia y mi corazón. Me sentí iluminado, como re descubriendo un mundo que siempre había estado allí, pero que desafortunadamente no podía ver.

La canción que me hijo me dedicó fue la prueba fehaciente de que él ha sufrido, que él ha estado pagando las consecuencias de mi pasado, de mis equívocas decisiones. Cómo suponer la consecuencias de cada decisión que uno toma en el futuro inmediato? Mejor aún, como suponer la consecuencias a largo plazo? Cada movida en el ajedrez hoy, define una juga en la vida mañana. De todo corazón espero estar tomando las decisiones correctas y más que eso estar sembrando en Julián las correctas semillas, esas que cuando deciden florecer dejan en el ambiente la satisfacción de un ser hermoso, pero además de ello, con frutos listos para consumir si se necesita y con ramas fuertes para uno soportarse si es la situación.

La canción que mi hijo me dedicó me dejo en el alma la tranquilidad de tener como heredero a un hombre lleno de buenos sentimientos, con fina atención a los detalles, esos pequeños instantes en la vida de cada quien que festejan nuestra naturaleza social pero en especial nuestra esencia emocional, esa parte de nuestra biología que nos distingue entre las demás especies. Te amo hijo, gracias por celebrar la vida conmigo como tu padre y como tu amigo.

HOMENAJE A LA PLANCHA.

Por
Mario Rodriguez


La balada romántica es un género musical latinoamericano sin atribución a ningún país en especial aparecido la década del sesenta. La balada romántica se define como una canción de amor de tempo lento, interpretada por un cantante, solista generalmente, acompañado de una orquesta. La balada y el bolero suelen confundirse y registrarse en una u otra categoría sin demasiadas precisiones. La distinción entre una y otra esta fundamentalmente referida a una mayor sofisticación y un lenguaje más metafórico y sutil del bolero frente a una expresividad más directa.

Chico Navarro se refiere a este respecto de la siguiente manera: “el bolero rendía culto a un discurso amoroso remanado. Yo quise sacarlo de ahí y busqué evitar exageraciones”. La balada puede pues ser concebida en su forma más amplia como una forma muy latinoamericana de expresar la sensibilidad común ante los sentimientos y situaciones del diario vivir con un lenguaje simple y al alcance popular.

La balada romántica encuentra su origen en el bolero latinoamericano de los años 50’s, donde interpretes como “Lucho Gatica” y “Leo Marini” junto con la canción romántica italiana y francesa, la cual incluye entre sus mayores exponentes a “Nichola Di Bari” y “Charles Aznavour” respectivamente, influencian la creación de éste nuevo género musical en Latinoamérica. En 1961 se registra la primera balada romántica, la cual es interpretada por el señor Mario Álvarez y cuyo nombre es “sonata de amor”. En 1965, Armando Manzanero da a conocer su primera balada, “pobres besos míos”.

La década del 60 fue una época donde la balada se fortaleció desde el punto de vista género, para que ya en los 70’s alcanzara su esplendor con artistas de muchas partes de Europa, sur y centro América y Estados Unidos. De España podemos citar a Raphael, Camilo Sesto, Manolo Otero, Miguel Gallardo, José Vélez, Dyango, Nino Bravo, Julio Iglesias, los Amaya, Juan Erasmo Mochi, Berti Osborne, Roció Durcal, Roció Jurado, Lolita y Lola Beltrán entre muchos otros que escucharemos luego. De Francia encontramos artistas tales como Joe Dassin, Charles Asnavour, Franco Simone y Demis Rousos entre los más destacados. De Italia tenemos figuras como Nichola Di Bari, Gigliola Cinceti, Sandro Giacobbe y Domenico Modugno para nombrar solo unos cuantos. Y como olvidarnos de Inglaterra con el famosísimo Albert Hammond.

En Latinoamérica encontramos un sinfín de grandes artistas, Leonardo Favio, Amanda Miguel, Diego Verdaguer, Sandro, El grupo pimpinela, Roberto Carlos, Rudy Márquez, Rudy la Escala, Ricardo Montaner, Franco De Vita, Myriam Hernández, Tranzas, Juan Fernando Velasco, Gianmarco Zignago, Adriana Mezzadri, Tania Libertad, Luis Enrique, Shery, Ricardo Arjona, Ángela Carrasco, Sonia Silvestre, Chayanne, Ana Gabriel, Juan Gabriel, Luis Fonsi, Gervasio, Natalia Oreiro, Fausto, Oscar Golden, Claudia de Colombia, Jerónimo, Carmenza Duque, Billy Pontoni, Basilio, Armando Manzanero, Crystal, Danny Rivera, José Feliciano, Cesar Acosta, Lupita Dalecio, José José.

Ya para finales de la década de los 90, estas melodías se habían convertido en clásicos del ayer, las emisoras radiales, en este caso colombianas, se habían especializado por épocas dejando así pues “corazón am, amor estéreo” por citar solo dos, estaciones donde se podía escuchar toda ésta música. La expresión “música de planchar” apareció a finales de los 90’s y se fortaleció en su contexto en el siglo XXI, ya que la invasión musical, los tratados de libre comercio y la globalización pero sobre todo el internet abrieron las puertas a un sinfín de posibilidades musicales más actuales, relegando así todas esas hermosas melodías a un quehacer más específico, planchar, hacer oficio o ponerse a arreglar las casa. Esa era la tradición de nuestras madres, poner toda esta música y al ritmo de “queriiiiiidaaaaaaaa, dime cuando tu, dime cuando tu, dime cuando tu vas a volveeeeeeeeeer” y “oyendo esa música vieja recuerdo el pasado” se pasaba el tiempo.

Recuerdo que en 1997 o 1998, en una radio emisora en Bogotá, Radioactiva, muy popular entre la comunidad adolescente de esa época, o sea nosotros, se pasaba formalmente, una franja llamada la hora de la plancha, donde se podía escuchar a todos los artistas mencionados anteriormente. La aceptación fue total, solo una horita diaria de cinco a seis o de seis a siete, no me acuerdo, pero fue un boom. Todo el mundo lo disfrutaba porque fue una forma de conectar el pasado de los “cuchos” con el presente, la juventud. Al principio muchos se reían, uuuyyyy que boleta, pero después las letras y las melodías empezaron a tocar corazones. Algo así como que pasamos del escarnio Publio y el voyerismo a la autoconciencia y el disfrute personal de aquellas baladas.

Recuerdo muy bien y creo que todavía existe en Bogotá y en algunas ciudades del país, establecimientos dedicados a poner música de este género y para el asombro de muchos, son bastantes los jóvenes que se sientan a beber al ritmo de Leo Dan, Juan Gabriel, Mocedades, José Luis Perales y Miguel Bose.



Bibliografía

http://es.wikipedia.org/wiki/Balada_rom%C3%A1ntica, 2010.

Monday, May 10, 2010

CAUSA - Rumba de Primavera "reporte final"

Rumba de Primavera


Siempre se ha dicho que lo que se planea nunca resulta como se espera, que esas cosas que surgen asi como así, de la espontaneidad de sus creadores, son en la mayoría de los casos mucho mejores y a su vez más inolvidables; sin embargo, tengo que decir que no siempre las cosas son de tal manera. Que sería entonces de esos reinados y esas exuberantes ceremonias donde se emplea más de un año para poder hacerlas realidad. Será que si en vez de hacer todas las eliminatorias para el mundial de fútbol y luego el sorteo de los grupos se planteara un piedra, papel, tijera como eliminación y luego un pico y pala para determinar quién juega con quién, el mundial fuera más bacano de lo que ya es? Tal vez, pero eso es algo que nunca vamos a poder saber, o por lo menos no por ahora, a menos que organicemos un parche, bien desparchado, que tenga por los menos unos sesenta integrantes para que luego se organicen en grupos de a seis, como mínimo, y luego se pongan los nombres de cada país, sin que nadie quiera ser Argentina o Alemania o mejor aun Brasil, o Italia, y luego empiecen todo el rollo de piedra papel tijera sin discutir, y que el pico y pala se haga sin rabonear ni mucho menos alegar porque como a nadie le importa jugar de primero o de ultimo, cierto?. Como quiera que sea el solo hecho de organizar tal recocha es algo que requiere planeación; de hecho una rumba, por espontanea que sea, requiere al menos de unas cuantas llamadas, algo de iniciativa y al menos un lugar donde reunir a la gente.

El pasado 24 de abril, se llevó a cabo una de las mejores rumbas a las que yo haya asistido durante el último año, y lo digo no porque CAUSA fuera el organizador sino por el ambiente y lo sabroso de la gente con la que se compartió aquel espacio. Todo empezó como tres meses atrás, cuando las mujeres de CAUSA decidieron realizar una actividad que permitiera recaudar fondos para el programa SONRISAS en Caicedonia. Los que no saben que es el programa SONRISAS, pueden obtener mayor información en Facebook, programa SONRISAS; sin embargo, les voy a decir brevemente en qué consiste.



Este es un programa que pretende cubrir un total de 300 niños pobres en Caicedonia, Valle, Colombia, con revisión odontológica completa lo que incluye limpieza oral, calzas y conferencia educativa sobre la correcta forma de mantener una buena higiene bucal. Ok, como les venía contando, las mujeres de CAUSA decidieron poner su granote de arena y organizaron la rumba de primavera. Como es de costumbre se hizo un plan logístico general que determinó el lugar y la fecha del evento. Una vez ésto estuvo definido, se inició el plan de promoción de la actividad. Así que se hizo lo que se debía hacer, que el anuncio en Facebook, y tele marketing, ya saben llamar a los amigos e invitarlos a participar y conversar con la gente para recordarles lo de la rumbita. Esta clase de eventos son un boleto de lotería, algunas veces se gana y otras se pierde, sobretodo porque se cuenta con la buena voluntad de la gente, es decir, que no hay garantía de que todos asistan, porque así como un día dicen “sí, claro cuente conmigo” al otro día sucede algo que les imposibilita cumplir su palabra. Y es que con este ritmo de vida tan agitado, todos tenemos compromisos que normalmente no podemos memorizar o simplemente recordar y muchas veces nos comprometemos, sin quererlo hacer, a estar en dos partes a la misma vez.

El 24 de marzo llegó y pues como suele suceder, a pesar de toda la planeación hecha, faltaron algunos elementos que tuvieron que ser sorteados a última hora y durante la marcha. Que no hay suficiente hielo, que la soda se va acabar, que son las diez y la gente no llega. En fin, toda una serie de situaciones que en ultimas nos ponen la sangre a circular y la adrenalina a trabajar para recordarnos que “no estamos dormidos, solo distraídos” (Facundo Cabral 2000). Mi versión de lo que pasó aquella noche, como siempre, solo será mi punto de vista y diferirá de la mayoría de los que estuvieron allí conmigo, o a lo mejor, coincidirá con todos, pero eso lo vamos a dejar solamente para los valientes que se atrevan a leer este artículo completo. Y todo empezó así:

“termine de trabajar a eso de las siete de la noche. El día se había tornado largo y duro porque el clima, como siempre, me estaba recordando la tierrita y lo lejos que estaba de ella. El calor estaba un poco arriba y la humedad relativa como siempre al noventa y tanto por ciento de concentración, o sea, que estaba respirando prácticamente agua. Fueron seis fiestas infantiles que tuve que liderar aquella tarde. Los niños de edades entre los cuatro y los ocho anos, toman, pero además exigen de uno, el 100%. Que saludarlos, que explicarles y que mostrarles cómo, por dónde y cuándo hacer las diferentes actividades de la fiesta. Lo bueno del caso es que una vez uno entra en calor y se pone en los el lugar de los niños la fiesta resulta ser un espacio para crear más amigos, bueno amiguitos, que cuando uno menos lo espera resultan saludándolo en la calle o el centro comercial. Como sea, el sábado es el día de la semana que más horas trabajo porque empiezo a eso de las 8:30 am y termino siempre alrededor de las seis o siete de la noche. Una vez terminada la jornada en el gimnasio, fui a donde Luisa para dejar unas cuantas sillas y luego irme a la casa a descansar un ratico, tomar una ducha y ponerme “atrativo” para la rumba. Pero el destino me tenía asegurado un día de 22 horas.

El espacio estaba listo para la rumba, las sillas fueron debidamente acomodadas y el bar, que era mi lugar de trabajo, estaba casi desnudo y sin maquillaje. Ya que mi labor era esa, el bar, decidí organizar todo para que mi noche fuera lo más productiva posible sin tanto estrés.

Moví la cerveza del lugar donde estaba y la puse donde creí que sería más funcional para mí. Coloqué el licor fuerte debajo del mostrador para así disponer de él de una manera más práctica y donde no fuera un obstáculo para nadie. El hielo y las sodas estaban en el refrigerador y el refrigerador estaba como a cinco o seis metros de mi centro de comando. Con semejante inconveniente decidí que una ponchera con hielo y agua serían un refrigerador bien práctico. Debido a que el agua es un excelente conductor de la temperatura, en este caso, las bajas temperaturas, todos los cuerpos sumergidos en agua bajo esas condiciones adquieren la temperatura del ambiente circundante. Esta es una manera muy simple de conservar la cervecita, el agua en botella y las soditas en un estado bebible y refrescante, porque es que eso de tomarse una cerveza al clima, a menos de que uno este en el Sumapáz, es muy duro. Aprendí este método hace como dos o tres años atrás cuando, durante la celebración del pic nic de verano de CAUSA, Canan, un integrante de nuestra organización, me recomendó hacer lo que mencioné antes. Su concejo me salvó de desperdiciar como cinco bolsas de hielo.

Una vez terminé de organizar mi refrigerador portátil y después de haber ubicado cada implemento en el lugar que lo consideré prudente, me acordé que no tenía lista la lista de precios de los productos que se estaban ofreciendo. Tomé un marcador negro, de esos permanentes, y en un trozo de cartón de una de las cajas que habíamos utilizado para transportar el licor. Escribí con la mejor caligrafía de la que fui capaz los costos para embriagarse y a la vez ayudar al prójimo. La cerveza a 3, el agua a 1, la picada a 5 y el trago fuerte a un poco más de 10.

Ya, cuando todo estaba supuesto a estar listo y en forma para abrir el negocio, caí en la cuenta de que no tenía cambio. Algunos de nuestros primeros colaboradores, que fueron bastante tímidos en su inicio, quisieron pagar una soda con un billete de 20. Vaya lio, sin embargo, ese fue un signo; ese fue el presagio de que la noche sería algo mágica y en vez de asustarme, el corazón se me alebrestó, como queriéndome decir que todo se iba a poner un poco más sabroso.

Antes de que abriera el negocio y mucho antes de que hiciera la lista de precios y despuesito de haber salido de trabajar, ví a tres mujeres vestidas de blanco. Sus figuras que las delataban como seres de otras dimensiones, se movían en una laboriosa intensidad alrededor de un fogón improvisado a las fueras de la casa de Luisa. Las tres tenían delantales; pude suponer que no querían que las ropas se mancharan o ensuciaran. Cuando me acerque un poco y empecé a saludar, vi a Orladiz a Stella y a Miryam García, algunas de las mujeres de CAUSA, quienes estaban fritando yuca, cocinando papas y friendo carnes para la famosa picada. Y es que estas jornadas de integración y recaudo de fondos para ayudar a los menos favorecidos siempre requieren un trabajo extra que nunca se ve y mucho menos se menciona, de mucho tiempo y bastantes ganas, sobretodo ganas porque de lo contrario no creo que hubiéramos amanecido vendiendo cerveza y mucho menos en medio del semejante aguacero que cayó esa noche. Pero no importa, así es que las cosas saben rico, cuando hay que lucharlas.

Ya entrados en “business” el sitio se empezó a llenar, pero todavía me acuerdo de Orladiz y sus mirada cuando me preguntó “será que la gente si va a venir? Porque ya son las díez y nada que llegan” me sonreí, como siempre hago y le dije que no se preocupara, que la publicidad del evento decía “hasta las seis de la mañana”. Fue haber tenido esa conversación y de un momento a otro la gente empezó a llegar graneada. Un pareja de amigos de Orladiz, luego unos familiares de Stella y luego todo el mundo. Todo el mundo es todo el todo el mundo. El recinto se llenó de un momento a otro y la música pasó de ser una simple melodía en un recinto vacio a la rumba más tenáz. Todos saltando, gritando bailando y pasando un rato muy agradable. Como diríamos en términos más joviales “se nos llenó el chuzo”.

Todas las sillas ocupadas, todas las mesas llenas y como a eso de las 11:30 a buscar más sillas. Juancho que había llegado a eso de las 10:30 o tal vez 11:00 pm, salió con Sabas en busca de más asientos porque los comensales estaban de pie y como se proyectaba la jornada íbamos a estar recibiendo más gente. Mientras unos bailaban, otros servíamos cerveza y otros fritaban chicharrones, otros estaban dándose una suculenta ducha de agua de cielo a la media noche. Si señores esos fueron el viejo Juancho y sabitas quien tenía un resfriado violento, pero como él mismo dice “al no haber más, con mi esposa me acuesto”. Les tengo que confesar que esas sillas adicionales en su momento fueron de gran ayuda, pero unas cuantas horas más tarde se convirtieron en minas tumba latas. Ya todos entraditos en copas y con la efervescencia de la música empezaron a perder el tacto, así que el equilibrio se hizo menos estable, la coordinación más torpe y los movimientos más brusco; resultado final: sillas para aquí, sillas para allá, que déjeme pongo el trago aquí, que espere que deje el trago allá, que se me cayo la cerveza, que se me rego el coctel. En fin, gracias a Dios teníamos suficiente papel toalla y esos apuros solo fueron cuestión de un momentico y sin más que decir al respecto la rumba siguió.

En su punto más álgido, la rumba abrió un derroche de amistad sin igual. Así fue como Orladiz, y Canan, si no estoy mal, se fueron de mesa en mesa solicitando donaciones. Las manos se veían con ávida intención de ayudar y las donaciones fueron en la alcancía de nuestra CAUSA sin preguntas a preguntar. “que verraquera” me decían los asistentes que no creían lo bueno que todo estaba pasando. “Que con mucho gusto nos volvían a ayudar, que no los dejáramos de invitar”. Y es que al son de ayudar y pasarla bien todos salen ganando.

La música excelente, Jaimito, como lo llamamos en el ámbito popular, hizo alarde de un repertorio bastante amplio y variado de los diferentes ritmos de nuestra crianza musical dejando complacido a todo el público asistente. Así, cuando la noche parecía caer en las garras del despecho y la modorra, surgía la furia africana y su herencia salsera en tandas de timbal y clave que alborotaban a los presentes para bailar sin parar. Luego que un vallenato, que una ranchera, que la salsa otra vez y una de Johnny de Rivera. Variadito y alternado se nos pasó la noche sin notarlo.

“que ya me voy” dijo Jaimito, algo fatigado. “pero te dejo mi equipo para puedas poner música”. El lugar de trabajo del viejo “Jimmy” se encontraba al extremo diagonal opuesto al mío, y la verdad asumir esa responsabilidad no fue de mi interés, ya que mis preferencias musicales tan solo alcanzan a un poquito de salsa, algo de latín jazz, alguito de baladas pero bien poco de vallenatos. Miré el reloj y a eso de las 4:30 de la madrugada del 25 de abril, me acerqué a Luisa y le pregunté si quería seguir poniendo música. Su respuesta seca y firme fue: “no, ésto se acabó”. A éste punto del encuentro muchos invitados que habían cumplido su promesa de asistir se habían marchado. Los que quedaban estaban pasaditos de tragos y se veían con ganas de salir a descansar. Por eso fue que me retiré a mi esquina del sabor y dejé que señora de casa tomara el control.

No más música, y gracias a todos por participar fueron las palabras que despidieron la rumba primaveral, aunque varios invitados nos acompañaron hasta la hora de apagar con varios tequilitas y cervezas por demás, que además de estar frías y frescas parecían no acabar. Terminé con mi labor. Cerré caja, entregué los dineros adquiridos en la barra y los sobrantes del licor comprado.

Así, mientras se organizaba un poco el orden de la sillas y se recogían las botellas vacías de los rincones de aquel lugar, el reloj nos abrazó con su sexta campanada, un cielo nublado, muchas gotas de agua fría y una enorme felicidad. Y es que no hay nada mejor que la satisfacción de haber dado lo mejor y de haber hecho las cosas con ganas y bien; esas, mis queridos amigos, son las recompensas que nunca van a ser olvidadas y las pequeñas cosas que hacen nuestras vidas más sanas.

A todos y cada uno de los asistentes, mil y mil gracias por su colaboración, sin ustedes es difícil cumplir con nuestra labor. Dios los siga bendiciendo y abundando para que nos sigan ayudando, y ya me despido porque si lo sigo rimando me sigo inspirando. A mi alegría una vez más gracias por la inspiración brindada.

Por:

Mario A. Rodríguez